Alcaraz reacciona rápido para superar un bache y gana con autoridad al japonés Daniel
En el deporte de élite no te puedes permitir ningún momento de relajación porque lo pagas muy caro. En tenis, en concreto, Alcaraz aprendió esta lección en el Masters de Roma, cuando cayó derrotado, en tercera ronda, ante el húngaro Marozsan, nº 135 del mundo. A Medvedev se lo recordaron en primera ronda de Roland Garros, cuando perdió ante el brasileño Seyboth, nº 172 del ranking ATP.
Alcaraz salió con ganas frente a Taro Daniel, japonés de 30 años, nacido en Nueva York y que pasó 10 años en Valencia entrenando con José Altur. En el primer set el único que sopló más fuerte que el viento de París fue el murciano. Arrolló a Daniel con un 6-1 en 31 minutos y 11 winners (golpes ganadores). Carlos estaba “on fire” sobre la arcilla parisina.
Tal vez por esa enorme superioridad, el español bajó la guardia en el segundo set. Craso error. El japonés aprovechó su ocasión y le endosó un asombroso 6-3 a un Carlos sorprendido por la reacción del tenista nipón. Del primer al segundo set fue como pasar del día a la noche.
Carlos debió acordarse del sonoro tropiezo de Roma frente a Marozsan y reseteó rápido. El cambio de actitud fue radical. Alcaraz salió dispuesto a recuperar la intensidad del primer set y evitar disgustos. Así lo hizo. El tercero lo liquidó en 32 minutos, con 14 golpes ganadores y un 6-1 a su favor. Había logrado frenar la rebelión del japonés. Las aguas volvían a su cauce. Ya sabía cuál era el camino para no tener más problemas.
En el cuarto, Carlos quería sentenciar lo antes posible pero Daniel sabía que era una gran oportunidad para él. A pesar de no ser un Top 100, ya había ganado durante su carrera a jugadores como Djokovic, Murray o Zverev. El japonés se resistió cuanto pudo pero el ciclón Alcaraz ya era incontenible. Tras un 2-2 inquietante, el murciano pisó el acelerador y ahí se acabó el duelo. 6-2 en el último para sentenciar un choque en el que el tenista de El Palmar se acordó del húngaro Marozsan para no cometer el mismo error en la tierra de Nadal, a quien aspira a suceder como rey de la tierra en Francia.