De Allyson Felix a Simone Biles: los grandes nombres de los Juegos Olímpicos (parte 2)
Allyson Felix, fe en la victoria
Sigue siendo la atleta femenina más laureada de la historia con siete medallas de oro en Juegos Olímpicos y 14 títulos mundiales.
Icono del esprint gracias a su dominio en los 100, 200 y 400 metros, y en los relevos, donde se convirtió en un pilar de los éxitos de su país, elevó su leyenda al seguir conquistando medallas después de ser madre, tras un parto prematuro que la dejó al borde de la muerte.
"Piernas de pollo", el apodo que se ganó por sus delgadas piernas, brilló en las pistas con su esbelta figura (1,68m y 57 kg) mostrando una imagen "engañosamente frágil", asegura su entrenador al destacar la "relación potencia-peso excepcional" que siempre tuvo su pupila.
La jamaicana Veronica Campbell la privó en 2004 y 2008 del oro en su prueba favorita, los 200 metros, pero Felix se vengó colgándose el oro en Londres 2012.
Una carrera de ensueño que se agigantó fuera de las pistas al conseguir que Nike se comprometiera a que ninguna deportista profesional embarazada bajo su patrocinio sufra una penalización económica, como la que la multinacional impuso a la propia Felix.
Hija de un pastor protestante y una devota creyente, la velocista compitió en cinco Juegos Olímpicos y se retiró en 2022 tras diecinueve años de carrera.
Mijain López, ¿cinco seguidas?
Se habla menos de él que de atletas y nadadores, pero el campeón cubano de lucha grecorromana ha logrado una proeza en su disciplina al ganar cuatro medallas de oro en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos: Pekín 2008, Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020.
Las dos primeras veces en la categoría de menos de 120 kg, y después en la de menos de 130 kg. Sencillamente, está imbatido desde los cuartos de final de Atenas 2004.
Con su seguidilla, entró en el muy exclusivo club de los ganadores de cuatro oros consecutivos en la misma prueba en los Juegos Olímpicos junto a Carl Lewis (salto de longitud), Al Oerter (disco), el danés Paul Elvstrom (vela) y la japonesa Kaori Icho (lucha libre).
Considerado el mejor luchador olímpico, el coloso de 1,98 metros, abanderado de la delegación cubana en cada una de estas Olimpiadas, no ha dicho su última palabra y aspira a un quinto título.
"El colchón dice la última palabra y, como digo yo, siempre voy a repetir", declaró a la AFP en marzo el hombre apodado "el Terrible", en alusión a su espíritu competitivo.
Esta mole de músculo y casi dos metros de estatura, que no participa en competiciones oficiales desde agosto de 2021, celebrará su 42 cumpleaños en agosto justo después de los Juegos Olímpicos, intentará hacerlo mejor que ningún otro competidor y sumar su quinto oro.
Katie Ledecky, la reina de la media distancia
En París, la estadounidense de 27 años sueña con convertirse en la primera nadadora en ganar cuatro veces consecutivas la misma prueba (en su caso los 800 m libres) en unos Juegos Olímpicos. ¿Lo conseguirá?
La campeona, nacida en Maryland, destacó desde muy pequeña y sus padres no tardaron en darse cuenta de que llevaba la competición en la sangre. Aunque su primer objetivo eran los Juegos de Río, ganó su prueba favorita en Londres, con sólo 15 años y repitió en las dos ediciones siguientes.
Invicta desde 2012, en febrero fue derrotada por la prodigio canadiense Summer McIntosh, de 17 años. Una derrota que lanzó al aire la interrogante de si la caída fue solo un incidente o una señal del posible final de su reinado.
En su carrera, Ledecky ha acumulado una serie de récords y batido varias marcas mundiales. En 2023, destronó al legendario Michael Phelps con 16 títulos mundiales individuales, uno más que su compatriota. Su receta: "Equilibrio entre exigencia e indulgencia".
Simone Biles, la pequeña gigante
En 2013, a sus 16 años, se transformó en la primera mujer afroamericana en proclamarse campeona de gimnasia de Estados Unidos.
Desde entonces ha ganado siete medallas olímpicas, una cosecha que la convirtió en la gimnasta más laureada de todos los tiempos. También se la apodó como la GOAT, un elogio que la gimnasta hace suyo, luciendo una cabeza de cabra ('Goat' en inglés) en sus mallas de lentejuelas.
Tras una pausa de dos años, regresó a la competición en 2023, ganando su octavo título nacional individual en diez años y su sexto título mundial. En esa competencia, realizó un doble salto mortal hacia atrás con el cuerpo doblado, una maniobra nunca antes realizada por una mujer en competición.
Sin embargo, todo podría haber acabado en Tokio para esta ágil mujer de 1,42 metros. Siendo la gran favorita de la gimnasia de esos Juegos, Biles se retiró de la mayoría de las pruebas alegando que anteponía su "salud mental". ¿El motivo? Una brutal e imprevisible incapacidad para situarse en el espacio durante los saltos.
A los anillos olímpicos que lleva tatuados en el antebrazo derecho desde 2016, le añadió tres palabras encima del corazón: "Still I Rise" (Y aún así me levanto). La frase es el título de un poema de la afroamericana Maya Angelou, activista por los derechos civiles que fue violada de niña.