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OPINIÓN | La F1 es un esperpento y Las Vegas es sólo un ejemplo más

Miguel Baeza
Los pilotos, al servicio del espectáculo
Los pilotos, al servicio del espectáculoANGELA WEISS / AFP
La FIA se ha empeñado en llevar a cabo un Gran Premio de Las Vegas que dio problemas desde mucho antes de empezar.

El "circo de la Fórmula 1" es una expresión que se ha utilizado habitualmente de forma amable para hablar de esta disciplina automovilística, pero de un tiempo a esta parte se puede utilizar tranquilamente de una forma totalmente peyorativa sin temor a represalias.

Y es que el Campeonato Mundial de F1 se ha convertido en poco más que un desfile de gigantes y trapecistas con el que los dirigentes sólo buscan sacar tajada. No importa la integridad de los pilotos, ni la de la competición, mientras los de arriba tengan el espectáculo hecho a su medida.

Lo que se ha vivido en Las Vegas desde la primera sesión de entrenamientos libres no es más que otro ejemplo de un deporte que tiene podridas sus entrañas. Si no es así, que le pregunten a Carlos Sainz, cuya vida ha sido puesta en riesgo y recibirá una sanción por culpa de un error de la todopoderosa FIA.

Todos los peces gordos que mandan en la Fórmula 1 comenzaron la temporada dejando claro que el dinero estaba por encima de todo lo demás. Sólo hay que mirar al calendario que configuraron: más grandes premios, más kilómetros de viaje y más contaminación que nunca… Pero oye, sacamos un plan ecológico que nos saltamos a la torera y funcionando, que es gerundio.

Después llegaron las quemaduras, golpes de calor y desmayos de Catar, otro país que quiere albergar multitud de eventos deportivos sin importar la integridad de los profesionales. Se reduce el disfrute, pero engordan las cuentas bancarias de algunos.

Al final, los que salen damnificados son aquellos que dan espectáculo sobre los monoplazas. Al final, a Sainz sólo se le rompió el coche, pero podría haber sido mucho más grave. La Fórmula 1 es un producto caducado en su formato actual. Falta transparencia y las carreras no son entretenidas.

Partiendo de la base de que el deporte es, en esencia, espectáculo, hay muchas cosas que deberían cambiar. Sin embargo, no sucederá mientras los mandatarios sean los mismos. Así que, ¡viva Las Vegas!

Miguel Baeza - Editor
Miguel Baeza - EditorFlashscore