Carolina Marín tenía el pase a la final muy cerca tras una manga inaugural en la que rindió a un nivel sobresaliente (21-14). Sin embargo, una desafortunada lesión en la segunda, cuando vencía por 10-6 con unas sensaciones muy buenas, provocó que se viera obligada a abandonar entre lágrimas. El parte médico es desolador: padece una rotura de la plastia del ligamento cruzado de su rodilla derecha y de los meniscos interno y externo.
"El domingo sufrí uno de los momentos más difíciles de mi vida. Han pasado unos días, pero necesitaré más tiempo para asimilarlo bien. Supongo que la vida nos pone en situaciones que no queremos vivir y que nadie merece, pero debemos asumirlo y llevarlo de la mejor manera posible", expresa la ex número uno del mundo al principio de un comunicado en el que habla de comenzar "otro camino" que ya conoce.
"Nunca había recibido tanto cariño, está siendo inabarcable. Pero seguro que me dejáis destacar a una persona: animé a He Bingjiao (su rival en ese encuentro de infausto recuerdo) a disputar un buen partido en la final, porque la deportividad estaba por encima de todo. El momento en el podio -posó con un pin de España- es uno de los gestos más bonitos que han tenido hacia mí jamás y siempre le estaré increíblemente agradecida", continúa Marín.
"No me gustaría acabar sin recordar que a veces usamos el deporte como ejemplo para la vida. Y el domingo también fue así: si te esfuerzas duro y trabajas más que nadie en cumplir tus sueños, estos se pueden hacer realidad. Pero no siempre ocurre. Yo sí cumplí los sueños de la niña que salió de Huelva hace mucho tiempo, pero tenía otros por cumplir. No pasa nada, la vida sigue y yo seguiré buscando mis sueños", concluye la onubense.