Era un sueño de una tarde de verano. Una oportunidad de oro, literalmente, para reeditar aquel éxito de la generación del 80 en Lisboa 99 que tantas tardes de gloria nos dio durante la siguiente década. Y estos nuevos chavales, dirigidos por Dani Miret desde el banquillo, tomaron el testigo para dar al baloncesto español un nuevo Mundial.
La final ante Francia, que había acabado con Estados Unidos en la semifinal, prometía. Los españoles, que humillaron el sábado a una Turquía que se terminó llevando el bronce ante los americanos, sabían que tenían que empezar fuertes ante un poderoso rival.
Fue Izan Almansa, el mejor en el campeonato, el que comandó las primeras acciones. La férrea defensa gala complicó las cosas, pero Jordi Rodríguez, desde el perímetro, se encargó de seguir empujando para llegar 19-18 al final del primer cuarto mientras.
En el segundo, Francia empujó aún más en defensa haciendo valer su estimable físico. Desde abajo tiraron del carro para escaparse con un +5 que fue reducido a un 28-29 al descanso. Pocos puntos, mucha lucha y demasiados nervios y errores en el tiro de unos y otros.
Mal día en el tiro
La intensidad se agravó tras la reanudación, conscientes de lo que había en juego. La zona era para los franceses, brutal Perrin (14 puntos, ¡20 rebotes!) que se volvieron a escapar de 5 (34-39) aprovechando el mal día en el tiro exterior de los de Miret. Pero los contragolpes comenzaron a fluir con un Izan Almansa que también demostró su sensacional juego cerca del aro. Y España sacó a relucir entonces su excelente defensa, provocando una veintena de pérdidas, y llegando sólo dos abajo (41-43) al último cuarto.
Izan Almansa y Jordi Rodríguez, qué jugadores
Aún había que remar mucho en contra para sofocar los ánimos enemigos. Francia se escapó de 7 con sus lanzamientos desde el 6.75 (Ajinca, 21 puntos). Pero he aquí que Jordi Rodríguez (18 puntos) les pagó con la misma moneda y equilibró el duelo a pocos segundos del final. Había que defender a muerte, y Almansa (14 puntos, 5 rebotes, otra vez él, robó la bola para forzar la prórroga.
En el tiempo extra, Baba Miller (11 puntos, 5 rebotes), hasta que fue excluido por faltas, y Rafa Villar (17 puntos, 5 asistencias), con un triple, dieron pequeñas rentas a una España que supo jugar con el reloj y con los nervios de su rival para llevarse la victoria y el oro mundial por 73-69.
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