Nikola Jokic, el mejor jugador de baloncesto del mundo
Siempre ha habido estrellas que han transformado el baloncesto, incluso obligado a actualizar reglas para reducir su incontestable dominio. Wilt Chamberlain, Michael Jordan o incluso Steph Curry en los últimos tiempos son algunos de esos ejemplos.
Este último, con sus dorados Warriors, introdujo la idea de jugar por fuera, de alejarse del aro y de los pivots, de rodearse de triplistas, de correr y lanzar. El baloncesto de los bajitos ha dominado durante muchos años la NBA hasta el punto de hablar de los centers como una especie en extinción.
Pero ha habido quienes se han revelado ante esa situación introduciendo mejoras en su juego, actualizándose a los nuevos tiempos, potenciando virtudes con las que sólo cuentan quienes observan desde las alturas. No es de extrañar que el MVP de la temporada haya ido a parar a Joel Embiid, pívot de los Sixers.
O que el MVP de la final haya sido Nikola Jokic. Desde su refugio en las Montañas Rocosas, desde la posición 41 en el draft de 2014, el serbio ha ido moldeando un cuerpo con sobrepeso para convertirse en menos de una década en el mejor jugador del planeta.
Jokic juega en Matrix
Sin necesidad de elegir entre la pastilla azul o roja, Jokic juega en Matrix, a otra velocidad. O mejor dicho, hace que el resto, tanto compañeros como rivales, parezca que se mueven más despacio en su mundo. Él, mientras, espera el momento para decidir con ese talento innato qué hacer, dónde colocar la bola o cómo quitarse de en medio a los rivales.
Es pívot porque es alto, 2.11 metros. Pero en realidad es el centro por donde pasa todo el juego de los Nuggets. Necesita estar rodeado de compañeros que le entiendan, que corten la zona, que tiren bien, que tengan buena lectura de juego. A partir de ahí, él les facilita las cosas, les hace mejores. Y si no, pues mete puntos.
Ante los Heat ha promediado 30.8 puntos, 13.5 rebotes, 8 asistencias, 1.3 tapones y 1 robo en los cinco partidos que ha necesitado para ganar su primer anillo. Sencillamente, imparable e incontestable.