Como si no acabase de superar al mejor nadador de todos los tiempos con su 4:02.50 en la final mundial del 400 estilos, Leon Marchand aseguró que lo que había hecho no era sino una pequeña muestra de lo que tiene dentro: "Lo mejor está por llegar dijo".
Desde las cabinas de comentaristas presenciaba la hazaña el mismísimo Michael Phelps (38), que vio en directo cómo siete años después de retirarse ninguno de sus récords planetarios continúa ya en pie. Se lo tomó con deportividad y bajó a la piscina a felicitar al discípulo de Bob Bowman en la Universidad de Arizona en el momento en que le entregaba la medalla de oro.
La marca es descomunal. Para ponerla en perspectiva basta con señalar que el galo ha rebajado el 4:03.84 del 'Tiburón de Baltimore' en casi un segundo y medio. Algo que ya se presintió que podía pasar en las preliminares, donde se probó con un primer 200 a ritmo casi temerario y una segunda mitad de serie mucho más relajada.
Pese a que Marchand sólo superó a su predecesor en dos de las cuatro postas -mariposa y braza-, su descomunal desempeño en la braza, en la que nadó casi tres segundos más rápido (1:07.64 por 1:10.56), le sirvió para defender la plusmarca en el tramo de estilo libre, durante el que se le vio con las fuerzas muy justas.