La monotonía inunda la F1: Verstappen se lleva el GP de Emilia-Romaña
Imola es un circuito mítico por muchas cosas, entre otras, porque en él falleció Ayrton Senna. Pero la Fórmula 1, en su afán de atraer espectadores y ser lo más espectacular posible, no se puede permitir el lujo de celebrar carreras en pistas donde adelantar es prácticamente imposible. Porque la resultante es que estos domingos son muy aburridos, por no decir, intrascendentes. Menos mal, por la emoción, que Verstappen padeció con sus ruedas y Norris vio de cerca la opción de volver a ganar. Pero eso ocurrió en los diez últimos minutos. Muy poco en más de hora y media de Gran Premio.
En la salida no pasó nada, ningún piloto se arriesgó. Verstappen, en tres vueltas, ya había abierto hueco con Norris, mientras Sainz, sin poder apretar a Leclerc, perdía mucho tiempo defendiéndose de un Piastri más rápido.
El primero que entró en boxes fue Alonso, que salió desde el pit lane y cambió sus ruedas blandas por duras en la vuelta 8. Algo tenía que intentar. El asturiano ganó una posición por el 'síndrome del tuercas' que sufrió Albon, aunque luego se llevó un susto cuando sus frenos comenzaron a arder. Lo pudo solucionar para seguir 19º. Ahí acabó.
Se mueven los gallos
De los de delante, el primero que paró fue Russell, que era sexto. El último, muy tarde, Sainz, y por ello perdió su cuarta plaza con Piastri, quien le hizo un undercut. Mala estrategia de Ferrari.
Los primeros adelantamientos en pista fueron todos de los gallitos, saliendo de boxes, a Checo Pérez, que iba con gomas duras y desgastadas, y con una táctica muy diferente. Ni opuso resistencia el de Red Bull, que sabía que esa lucha por el podio no iba con él. Lo máximo, desde donde salía, era ser octavo y lo consiguió.
Norris soñó... y los sueños, sueños son
Después de eso, poco más en los puestos de arriba. Sin incidentes, sin coches de seguridad... lo único que rompió la monotonía fue el problema con sus neumáticos de Verstappen. Norris, que había reservado los suyos, lo vio y recortó hasta ponerse a menos de un segundo en los últimos giros. Hasta ahí llegó. El GP de Emilia-Romaña se lo llevó Verstappen.