No pierde ni una oportunidad para machacar a sus rivales, para demostrar su liderazgo. Ni aunque tenga el tricampeonato ya asegurado. Verstappen siempre es Max. Así que se puede hablar de una carrera para él, en la que incluso pudo gestionar cómodamente los neumáticos, y otra para el resto.
Esta última sí estuvo llena de emoción, con continuos adelantamientos gracias al trenecito de coches y a los DRS de los que disfrutaban casi todos.
La primera batalla la lidiaron Norris, que la ganó, y Russell por la segunda plaza. Después, cuando llegó Sergio Pérez, también derrotó al de Mercedes, que se tuvo que conformar con el cuarto puesto. Bien el mexicano en esta ocasión en su lucha por el subcampeonato del mundo. El podio ya estaba decidido antes del ecuador de la carrrera.
Sainz, sin ritmo; Alonso, divirtiéndose
Por detrás, Hamilton tenía controlada la quinta plaza hasta que, a falta de un par de vueltas, se vino abajo de modo descarado y fue superado por Leclerc y el sorprendente Tsunoda. Sainz, mientras, mucho tenía con aguantar a los coches de detrás para ser octavo y sumar el último punto de la sprint.
Quien sí se pudo divertir fue Fernando Alonso. Salió 15º tras el accidente provocado por Ocon en la clasificación y se hartó de adelantar para terminar 11º y con Piastri en las lonas. Tenía más ritmo el asturiano con su reparado Aston Martin, lo que es una buena noticia de cara al domingo, donde sale cuarto con Stroll, su compañero, tercero.