Tras un 2023 en el que nadie se acercó a la escudería energética, los austriacos decidieron mantener a sus dos pilotos, incluso teniendo en cuenta que Sergio Pérez había sumado menos de la mitad de puntos en el Mundial que Max Verstappen y que sus dos primeros puestos quedaron demasiado lejos de los 19 del neerlandés.
Christian Horner y compañía confiaron en que el mexicano mejoraría sus prestaciones en 2024, pero nada está yendo como esperaban. Después de 14 Grandes Premios, el de Guadalajara no sólo no ha dado un paso al frente, sino que ha empeorado notablemente. Es el único del top-8 que no ha ganado ninguna carrera hasta el momento y apenas acumula cuatro podios.
Todavía tiene tiempo si quiere igualar sus nueve subidas al cajón del año pasado, aunque la sensación es que su descenso a los infiernos únicamente puede acrecentarse. No es capaz de seguir el ritmo del resto de hombres de las cuatro escuderías principales (Red Bull, Mercedes, Ferrari y McLaren). Lleva desde China sin finalizar entre los tres de arriba.
La situación es límite, puesto que el tricolor ya estaba advertido de que si quedaba muy lejos de su compañero vería la puerta de salida. Además, la cosa se complica al ver que el Campeonato del Mundo cada vez tiene monoplazas más competitivos y sumar puntos se está volviendo un auténtico dolor de cabeza.
Importancia de Países Bajos
Una de las pruebas de fuego a las que se enfrentará Checo será el gran premio de Países Bajos. Allí, en casa de Mad Max, su equipo buscará una victoria que se le resiste desde hace cuatro carreras, algo sin precedentes en los últimos dos cursos.
Un buen resultado en Zandvoort sería buen comienzo para tratar de reparar el daño sufrido por Pérez en la primera mitad de la temporada. Sin embargo, debería subir mucho el nivel si desea evitar que Red Bull le busque otro compañero a Verstapen de cara a 2025. El final del '11' como energético, siendo realistas, se encuentra más cerca que su permanencia.