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Eduardo Camavinga sigue sin encontrar su sitio como titular en el Real Madrid

Eduardo Camavinga, durante el partido del Real Madrid ante el RB Leipzig
Eduardo Camavinga, durante el partido del Real Madrid ante el RB LeipzigAFP
Eduardo Camavinga es uno de los centrocampistas con más futuro del mundo. Por ese potencial, pero también por su presente, lo fichó el Real Madrid en su política de contratar a los jóvenes más talentosos. Aunque le costase 45 millones de euros más objetivos. Sin embargo, un año después de su llegada, sigue sin derribar la puerta de la titularidad y destaca más como revulsivo que partiendo desde el inicio.

El partido ante el RB Leipzig (3-2) dejó varias cosas claras para el Real Madrid. La primera, que no puede salir andando a los partidos. Menos aún en Champions y por mucho que confíe en su idilio con esta competición. Pero también que hay futbolistas que aún no están preparados para tomar el relevo de los titulares indiscutibles, los ‘titularísimos’ que diría el actual técnico del Betis, Manuel Pellegrini. 

Es el caso de Camavinga. El francés mostró la pasada temporada muchas virtudes, como una gran calidad en la conducción de balón, buena llegada, potencia física para salir en carrera y desbordar… pero también algunas lagunas imperdonables en un equipo como el Real Madrid. 

Se consideraba cuando se le fichó que podía convertirse en un nuevo Casemiro. Sin embargo, su inconsistencia táctica para jugar como medio centro defensivo fueron demasiado visibles y pronto Ancelotti desistió del intento. De ahí el fichaje de Tchouaméni este verano antes incluso de saber que el brasileño acabaría en el Manchester United. 

Pero volviendo a Camavinga, esta campaña debía ser la de su consagración, la de quitarle minutos a los eternos Kross (32) y Modric (37) en ese rol de interiores. Su problema es que, cuando ha tenido oportunidades en el once inicial, no las ha aprovechado. Ante los alemanes, perdió balones en zonas peligrosas, abusó de la conducción especialmente en la primera mitad y no dio claridad en el ataque cuando se incorporaba a zonas ofensivas. Su mayor problema, que se echó en falta la calidad de Modric, la garra de Valverde (24) y hasta la clarividencia de Ceballos (26), todos ellos lesionados.

Tampoco le ha ido especialmente bien coincidiendo con Tchouaméni (22). Ya no cuajaron en la primera jornada de LaLiga ante el Almería y tampoco en Leipzig, en la primera derrota del curso. Ni en Francia se han compenetrado bien juntos. Deschamps los probó ante Dinamarca y el experimento fracasó. 

Pero mientras a su compatriota sí se le han abierto esas puertas de la titularidad con la salida de Casemiro, a Camavinga se le está haciendo muy larga la sombra de Kroos y Modric. Tanto que, cuando ambos están bien físicamente, su lugar sigue, y seguirá siendo, el banquillo.