El producto nacional emerge en contextos complicados. Así ocurre en muchas ocasiones en los propios clubes de fútbol, obligados a tirar de cantera cuando no pueden hacer frente a los fichajes. Muchos clubes de LaLiga han sufrido muchas dificultades para hacer incorporaciones y, especialmente, para formalizar las pertinenentes inscripciones, véase el caso del Real Betis o del Barcelona, entre otros. La competición española ha vivido épocas mejores en este sentido.
Tomando como referencia los datos que ofrece Transkfermarkt, cabe destacar que no hay ningún equipo español entre los cinco primeros que más han gastado en la ventana veraniega y tan solo se cuela uno (el Barça) en el top 10. Si ampliamos el foco y extendemos la lista hasta los 50 primeros, aparecen únicamente el Real Madrid (los 80 millones de euros en Tchouaméni), la Real Sociedad y el Almería. Hablamos pues de menos de un 10%, una representación bastante escasa.
Este es el principal motivo por el cual en LaLiga hay más jugadores españoles que del extranjero, aunque, pese a estos últimos datos citados, es la Bundesliga la que menos dinero ha invertido en traspasos durante este verano. Lidera el ranking, como era de esperar, la Premier League, que supera todos los índices y rompe la barrera de los 2.200 millones de euros, tres veces más que la Serie A, la segunda que más ha gastado (casi 750 kilos). En torno a los 500 están las restantes, con la Ligue 1 cerrando el podio.
Aplicando el redondeo de los decimales, en España encontramos un 58% de futbolistas nacionales, muy cerca de poder afirmar que solo cuatro de cada 10 son internacionales. En las otras competiciones, en cambio, hay minoría. Francia y Alemania se mueven en el 48%, rozando la mitad, y tanto Italia (38%) como Inglaterra (34%) se quedan bastante más lejos. Hay una relación más o menos directa, sobre todo en el caso de la Premier League -destaca en ambos extremos- entre gasto y proporción de extranjeros.