Contracrónica: El imperial Rodri, la falta de eficacia de Lukaku y el respiro final de Pep
El City, que ya había perdido una Champions contra un magistral Chelsea, evitó los fantasmas y, con un Rodri imperial, alzó bajo el cielo de Estambul su primera Liga de Campeones.
Como era de esperarse, pese a ganar la Champions, las críticas a Guardiola continúan. Ahora, algunos madridistas, panelistas, o detractores del estilo que implementa el entrenador catalán rondan como buitres a un hombre que, en menos de 20 años, suma ya tres 'Orejonas'.
La leyenda de Guardiola se agiganta y los comentarios de los chiringuitos son cada vez más ridículos. Actualmente, él es el mejor entrenador del mundo. Sí. Es cierto que este sábado el City más desdibujado de la temporada expuso poco del 'Rock and Roll' con el que apabulló al Madrid. Sin embargo, no es necesario ganar una final 3-0. Con un gol (GOLAZO, en mayúsculas) de Rodri es más que suficiente para tocar el cielo con las manos.
El protagonista
Rodri es, indudablemente, el protagonista de la jornada. Cuando Haaland estaba llamado a impulsar a los suyos a ganar la Champions, fue el español el que asumió el liderazgo ante una nueva lesión de Kevin De Bruyne. El belga, lesionado, fue sustituido por el magnífico Phill Foden, un extremo habilidoso y calificado por el Kun Agüero como lo más "parecido a David Silva", juega sin suerte en las finales. Ante el Chelsea, se retiró lesionado por un golpazo de Rüdiger; el sábado, unas molestias impidieron su continuidad.
De flojo primer tiempo, mejoró considerablemente en el segundo después de una reprimenda de Pep.
En Estambul, Rodri fue un cinco vestido de 10. O un 10 con una dorsal de seis. Onmipresente, recuperó; dio juego; cortó las transiciones rápidas y agresivas del Inter y limitó la movilidad de Lautaro Martínez.
Ederson también merece una mención. El portero brasileño salvó una serie de acciones que le ayudaron al City a sostener su mínima ventaja. Criticado tras la eliminación del año pasado ante el Madrid, Ederson demostró de nuevo que continúa con las condiciones que le transformaron en uno de los mejores guardametas de Latinoamérica.
Lukaku, el factor decisivo... Para el City
Ederson tiene mérito en sus paradas, pero Lukaku, el ariete que condujo al Inter a ganar la Serie A hace unas temporadas y terminó con la dinastía tiránica de la Juventus en Italia, fue un verdadero dolor de cabeza para Inzaghi. Impreciso, desconectado y nervioso, el belga falló opciones de gol clarísimas que, sin duda, habrían cambiado el curso del encuentro.
Sobre el silbato definitivo, un cabezazo hacia el centro se encontró con Ederson. Perdió una contra por definir desde las lejanías en lugar de pasar el balón a un compañero. Fue poco asociativo, un desastre táctico completo.
Sí, Guardiola sufrió hasta el último minuto. Sí, Haaland fue intrascendente el sábado y en las semis contra el Madrid. Sí, por momentos el City parecía perdido ante la disciplina de los italianos. No obstante, la realidad es una: las finales no se juegan, las finales se ganan.
El año pasado, Courtois salvó en más de nueve ocasiones a un Real Madrid superado por un Liverpool lanzado hacia el ataque. En ese entonces, los merengues sacaron pecho del título y destacaron la efectividad de los suyos en las instancias decisivas.
¿Por qué el City no puede ganar 1-0? ¿Por qué ellos sí pueden ver a Courtois rescatando a una defensa fracturada por Mohamed Salah?
Guardiola tiene lo que persiguió desde que salió del Barça. Rodri borra una década de fracasos y trasciende a su entrenador a una figura maradoniana, legendaria.
Guardiola es el mejor entrenador de Europa, y el City el campeón de la Champions.
Se acabaron las Ligas de Campeones de los milagros.