La alegría de Javier Aguirre: "Sufrimos como perros, pero es la leche"
Javier Aguirre tiene motivos para estar muy feliz: el Mallorca cuenta con seis puntos de margen sobre el descenso y, sobre todo, está a sólo 90 minutos de conquistar un título. Han pasado más de dos décadas desde la última vez que dispusieron de una posibilidad como la que se va a presentar después de vencer a la Real Sociedad en tierras donostiarras. Athletic Club de Bilbao o Atlético de Madrid, último escollo en La Cartuja.
Encuentro: "Sabíamos que ellos nos iban a someter y nos iban a quitar la pelota. Tuvimos la suerte de ponernos por delante en el marcador. Estuvimos mejor en defensa y contamos más con el balón. Llegar hasta los penaltis fue la fortuna y salió cara".
Cómo lo ha vivido: "Ciertamente tranquilo porque no éramos favoritos. Hay ocho o diez equipos que pueden llegar antes que tú. Esa falta de presión nos fue ayudando de cara a seguir creciendo. Si te ganan, pues es normal. Veníamos así, a ver qué pasaba. Hubo sufrimiento, pero era el típico partido en el que había poco que perder".
Se une al club de entrenadores del Mallorca que llegaron a una final: "Es un orgullo. La gente nos ha apoyado desde que llegamos. Es una manera de devolverles el cariño que nos dan. Siempre me han deseado suerte y ánimo. Es una buena noche".
Gestión emocional: "Tanto marcar como el penalti que le para Greif a Brais son momentos clave. Como decía antes, no teníamos ninguna presión. No ensayamos los penaltis. No estaba ese escenario contemplado. Todos querían tirar y nadie se ha escondido. Ellos estaban muy tranquilos".
Menciones especiales
Llegar a la final: "Es la leche. No estábamos en ninguna quiniela. Los chicos hicieron un buen trabajo y sufrimos como perros. Pase quien pase, tampoco seremos favoritos. Iremos a competir".
Dos horas de concentración: "Estábamos preparados, aunque no estamos acostumbrados. Ellos sabían que podía haber un antes y un después, pero no hubo necesidad de incidir en que era un partido importante. En el vestuario hay más jugadores con descensos que con títulos".
Sergi Darder, último lanzador en la tanda: "Se llama destino. Él sacrificó cosas para venir a su casa y no las tenía todas consigo. Hoy, el destino lo puso ahí. Y se lo merece. Ha aguantado mucho tiempo, ha trabajado y ha cerrado la boca. Ha hecho un acto de compromiso profesional".
Dominik Greif: "Cuando yo vine aquí, estaba tirado y lastimado por la espalda. No sabíamos qué hacer con él, si regalar, si vender... yo qué sé. El chico puso de su parte, vio a un doctor en su tierra y lleva seis u ocho meses en tratamiento. Nunca me gusta personalizar, pero ellos (incluyendo a Darder) han sufrido mucho".