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Pablo Ibáñez, de jugar en Segunda Federación en 2022 a ser el héroe de Osasuna en la Copa

Ibáñez celebra su gol en San Mamés.
Ibáñez celebra su gol en San Mamés.AFP
Con su gol en la prórroga, el centrocampista fue el héroe del partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey, donde Osasuna se clasificó para una final copera 18 años después. El navarro no ha tenido un camino de rosas en el mundo del fútbol, lo que hizo que su alegría fuera doble al término del encuentro.

"Me alegro por él. Es un osasunista que no ha tenido un camino muy fácil. Tuvo que salir de la cantera de Osasuna al San Juan, a la Mutilvera, al Promesas, ahora aquí mete el gol... Se lo merece y estoy muy contento de que haya sido él el que haya entrado en la historia".

Estas fueron las palabras de Jagoba Arrasate en la rueda de prensa posterior al choque en San Mamés, donde los rojillos certificaron su pase a la final de Copa ante el Athletic de Bilbao. El héroe de la noche fue Pablo Ibáñez, que nunca había marcado con la camiseta del primer equipo pamplonés, pero que eligió el momento más oportuno de todos para estrenarse a lo grande.

A sus 24 años, el de este martes tan solo era el partido número 19 que el centrocampista jugaba con Osasuna en una carrera en la que le ha costado despegar más de lo que habría querido. "He tenido que pasar por muchos momentos no tan buenos, pero que llegue este momento que sueñas, pero que nunca piensas que va a ocurrir, es una sensación indescriptible", comentaba después del encuentro. 

Ibáñez estuvo seis años en Tajonar antes de tener que verse obligado a buscarse la vida en Tercera División y en Segunda Federación. Desde la Mutilvera, y casi sobre la bocina, regresó al final de Osasuna el último día del mercado de invierno de 2021, lo que le cambió la vida aunque todavía tuvo que trabajar duro durante un año y medio hasta que Arrasate le subió con los grandes. 

Debutó el pasado 12 de agosto en LaLiga Santander disputando apenas nueve minutos en casa contra el Sevilla poco antes de cumplir los 24, algo que es poco habitual en un futbolista (y más aún en un canterano), pero que tampoco es la primera vez que sucede como demuestran los casos de Iago Aspas y de Borja Iglesias, que no jugaron su primer partido en la categoría de oro española hasta ya complido el cuarto de siglo.

Un partido que nunca olvidará

Volviendo a San Mamés, su espectacular volea en la prórroga decidió un partido un partido que parecía que el Athletic, por ocasiones generadas, iba a acabar llevándose pero Ibáñez, aunque aseguraba tras el pitido final que estaba "sin palabras", comentó las claves de la victoria de los suyos:

"Todo el partido hemos estado sufriendo como perros y al final, meter ese gol en el último minuto por esta gente que está gritando como locos a pesar de ir perdiendo todo el rato es algo que no se puede ni explicar. Sabíamos lo que iba a pasar y que nos podían meter un gol porque tienen gente muy rápida y muy buena en ataque. Con su gol hemos sufrido y hemos seguido trabajando y al final el trabajo nos ha dado la recompensa".

Sobre su gol en el minuto 116 (él había entrado al terren de juego en el 100), el centrocampista aseguró que es, sin duda, el más importante de su vida y no cree que vaya a volver a marcar uno igual en toda su carrera: "Siempre tienes esa ilusión, ese punch de decir 'hoy a ver si meto ese gol que dé la victoria al equipo, pero una vez que pasa, esa sensación es inigualable. No he visto ni entrar el balón. Conforme he visto salir la pelota, sabía que entraba y lo primero que me ha venido ha sido ir corriendo a tirarme como un loco".

Los familiares siempre son el apoyo de un futbolista en sus momentos más complicados. El pamplonés se quiso acordar de ellos, que estuvieron presentes en el estadio, y en especial de su primo: "Se lo dedico a mi primo, que estaba viendo el partido. Me ha llamado y nos hemos emocionado los dos juntos. Mi familia estaba en el campo y me he roto. Me he emocionado porque él sabe lo que llevo trabajando desde pequeño".

Le da igual el Madrid o el Barça en la final

Por último, Ibáñez aseguró que no tiene un equipo preferido entre el Barcelona y el Real Madrid para la final del próximo 6 de mayo en el estadio sevillano de La Cartuja porque, una vez ahí, él y sus compañeros sueñan con levantar un título que se les escapó en la final de 2005, la primera y única que Osasuna ha jugado en su historia. 

Aunque tenía solo seis años en aquel entonces, el rojillo quiere que el espíritu y la garra de su equipo sean los mismos que el de hace 18 años: "Viví la final de 2005 como aficionado con seis años. Era muy pequeño, pero sí que recuerdo momentos de luchar, de seguir trabajando... Fue algo parecido a esto y espero que luchemos como ellos y ya que hemos llegado aquí, a soñar y a ver si podemos llevárnosla".