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Caos en el fútbol búlgaro: inestabilidad, dos décadas de penurias y un presidente señalado

AFP
Borislav Mihaylov, en la diana.
Borislav Mihaylov, en la diana.Profimedia
El adiós a la Eurocopa de 2024 fue otro varapalo más para un país que no ha participado en ningún torneo internacional desde hace 20 años, un nuevo fracaso que ha llevado a los aficionados a manifestarse con violencia contra los dirigentes del fútbol del país.

"Nos da vergüenza haber caído tan bajo", admitió ante la AFP Mihail Raychev, un seguidor del Levski Sofia de 36 años, interrogado durante una manifestación a mediados de noviembre que acabó en enfrentamientos con la Policía al margen de un partido contra Hungría (2-2).

Ya queda muy lejano el momento en el que los búlgaros llegaron a semifinales de un Mundial (en Estados Unidos allá por 1994), cuyos futbolistas de la época se convirtieron en héroes en un país que acababa de quitarse el yugo soviético. Casi tres décadas han pasado, un periodo en el cual el descenso a los infiernos ha sido tan triste como espectacular.

Frecuentes acusaciones de partidos amañados y apuestas ilegales, desvío de fondos públicos y conflictos de intereses: el deporte es solo "un pretexto para ganar dinero", denuncia hastiado Chavdar Tanev, un septuagenario aficionado al otro gran equipo de la capital, el CSKA.

Quince entrenadores

Para los habitantes de este país pobre de la Unión Europea, además de los oligarcas que usan los clubes como juguetes, el responsable del desastre tiene un nombre: Borislav Mihaylov.

El presidente de la Federación Búlgara de Fútbol, de 60 años, fue el portero de la gran época de la selección y dirige el fútbol de su país desde 2005, pero la oposición ha ido aumentando a medida que era reelegido para el cargo en cinco ocasiones.

Cuando llegó, Mihaylov representaba la esperanza tras una década de decepciones de todo tipo y un caso de compra de votos para los Juegos Olímpicos.

La racha de Bulgaria es dramática.
La racha de Bulgaria es dramática.Flashscore

Pero ni siquiera un baile constante de seleccionadores, hasta 15 en este periodo, ha permitido la clasificación para algún gran torneo internacional para este país de los Balcanes en el que el fútbol hace vibrar a toda la población, al igual que en la vecina Serbia, que sí ha logrado el pase a la Eurocopa que se disputará en Alemania el próximo verano boreal.

Bulgaria acabó última de su grupo, con cuatro puntos en ocho partidos... ¡y cero victorias!

Más allá de este papel indigno, la "gota que ha colmado el vaso" es, según Raychev, la petición de la BFU a la UEFA de jugar el partido contra Hungría a puertas cerradas con el fin de evitar las protestas de los aficionados.

El enfado se desplazó a las afueras del estadio, donde 4.000 personas llegadas de todos los rincones del país reclamaron la dimisión del dirigente, lanzando proyectiles e incendiando un vehículo de las fuerzas de seguridad. Lo nunca visto.

"No funciona nada"

El primer ministro, Nikolay Denkov, apuntó con el dedo al presidente de la BFU, que también estuvo implicado en un escándalo por insultos racistas durante un partido contra Inglaterra en 2019. "Llevando al fútbol búlgaro al declive, sin ninguna perspectiva de futuro, la Federación es la principal responsable", declaró.

Unas acusaciones rechazadas por Mihaylov, quien criticó a "los provocadores" y rechazó "ser el chivo expiatorio".

Ante la presión, el dirigente ha convocado una reunión con el fin de estudiar una salida a la crisis actual.

"El enorme clamor de estos últimos días puede crear un electrochoque", opina el analista del Instituto de Economía de Mercados Petar Ganev, quien llama a "cambios radicales y audaces".

Los últimos resultados de Bulgaria.
Los últimos resultados de Bulgaria.Flashscore

Los males del fútbol búlgaro son muy profundos: ausencia crónica de inversiones en las infraestructuras, gestión opaca de los clubes y ausencia de estrategia en las escuelas de formación.

Resultado: "Nuestro capitán Kiril Despodov juega en el PAOK Salónica", dice con cierto desprecio el periodista deportivo Stanil Yotov, recordando que en la época dorada, los mejores lo hacían para los grandes equipos de Europa, como Hristo Stoichkov en el Barcelona o Dimitar Berbatov en el Manchester United, quien desde hace años reclama el cese de Mihaylov.

El estado del deporte, no obstante, refleja de todas maneras el estado de un país que no logra despegar económicamente ni deshacerse de las prácticas endémicas de corrupción.

"¿Por qué deberíamos mostrar un deporte floreciente cuando no funciona nada?", se interrogó recientemente en televisión el analista de Gallup International Parvan Simeonov, crítico hacia los dirigentes y un gran amante del fútbol.