Montse Tomé tiene la garantía de que seguirá siendo la seleccionadora de España hasta el 30 de agosto de 2025. En ese lapso de tiempo, dos exámenes complicados: los Juegos Olímpicos y el propio torneo continental. Por el momento, el balance merece el sobresaliente (11 victorias y una derrota); sólo Italia impidió la matrícula de honor debido al inesperado revés durante la fase de grupos de la Liga de Naciones.
"Fue fácil. Es cierto que tengo gente trabajando conmigo que me ayuda a estar centrada en el fútbol y, bueno, mi intención era estar y al final han apostado por mí. Estoy agradecida por la confianza, tengo ganas de empezar a competir (República Checa y Bélgica, próximos rivales en encuentros oficiales pero irrelevantes)", explicó la entrenadora de 42 años ante los micrófonos de la Real Federación Española de Fútbol.
"Hasta ahora se han conseguido los objetivos, y bien. Tenemos un grupo de trabajo muy bueno, como el de jugadoras, que es excelente. Esto pone más fácil las cosas, así que estoy contenta", agregó Tomé, quien hizo referencia también a que la exigencia de la Roja es "seguir mejorando día a día". La afición se ha (mal)acostumbrado en el último año y ya no se conforma con llegar a rondas como cuartos o semifinales.
Los peores momentos de Montse en el cargo llegaron precisamente nada más ascender al puesto principal. Y todo empezó con aquellos aplausos durante la controvertida Asamblea General Extraordinaria que convocó Luis Rubiales. Después, la entrenadora quedó muy señalada por ignorar la petición de las jugadoras a no ser llamadas en la doble cita de septiembre, un suceso que fue quedando atrás y que refleja una realidad diferente a la actual.