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Italia 1968: Catenaccio y una clasificación sin precedentes para la final

Dan Vasiliu
El capitán de Italia, Giacinto Facchetti, con el trofeo otorgado a la selección campeona
El capitán de Italia, Giacinto Facchetti, con el trofeo otorgado a la selección campeonaProfimedia
El 14 de junio comienza en Alemania la 17ª Eurocopa de fútbol. Hasta entonces, Flashscore le ofrece cada día algunos de los momentos más destacados de la historia de la Eurocopa.

Tras una vergonzosa eliminación del Mundial de Inglaterra 1966, donde perdieron su último partido de la fase de grupos contra Corea del Norte (0-1), los jugadores italianos tuvieron que soportar un bombardeo de críticas a su regreso a casa.

La revancha llegaría dos años más tarde, en el rebautizado Campeonato de Europa de Fútbol.

No sólo cambió el nombre, sino también el formato: había ocho grupos preliminares y los ganadores se clasificaban para los cuartos de final, que se jugarían a ida y vuelta.

Hubo dos momentos notables en la fase previa: el partido entre Escocia e Inglaterra en Hampden Park, el último enfrentamiento entre ambas selecciones antes de la Eurocopa de 1996, registró un récord de asistencia: 130.711 espectadores.

Y en el primer partido de la fase de grupos de la historia de la Eurocopa, disputado el 7 de septiembre de 1966 entre Holanda y Hungría, debutó Johan Cruyff, que más tarde se convertiría en una de las leyendas del fútbol.

Inglaterra, Italia, la URSS y Yugoslavia fueron las cuatro selecciones que pasaron de cuartos de final al minitorneo organizado en suelo italiano.

Catenaccio, catenaccio, catenaccio

Tras la desgracia del Mundial, la Federación Italiana de Fútbol puso la selección nacional en manos de un dúo formado por el legendario entrenador del Inter de Milán Helenio Herrera y Ferruccio Valcareggi, ayudante de Edmondo Fabbri desde 1966, que pronto se convirtió en el único responsable del destino de la Azzurra.

Valcareggi no era un entrenador conocido por ganar partidos, sino más bien por no perderlos. Adoptó sin vacilar el estilo cerrado preferido por Herrera en el Inter, el famoso catenaccio que desde entonces ha entrado en el vocabulario futbolístico.

El planteamiento de no encajar un gol y luego ver si podíamos marcar uno desembocó en un duelo extremadamente reñido en la semifinal contra la URSS en Nápoles. Tras 120 minutos, el marcador era de 0-0, y como la tanda de penaltis no se introduciría hasta dentro de dos años, el equipo que se clasificaba para la final se decidiría de una forma que sigue siendo única en la historia de la Eurocopa: el lanzamiento de una moneda al aire.

El momento no se produjo en el estadio, sino en el vestuario de los árbitros, así que durante unos minutos los 68.000 espectadores del entonces San Paolo (ahora Diego Armando Maradona) esperaron con la respiración contenida, para estallar en vítores cuando el capitán, Giacinto Facchetti, salió del túnel hacia los vestuarios y levantó el puño en alto.

"Caminé con el capitán ruso. Bajamos juntos a los vestuarios, acompañados por dos administradores de los dos equipos. El árbitro sacó una moneda vieja y yo dije cruz. Fue la decisión correcta e Italia se clasificó para la final. Subimos corriendo porque el estadio seguía lleno y unos 70.000 aficionados esperaban el resultado. Me vieron celebrarlo y se dieron cuenta de que podían celebrar una victoria italiana", declaró Giacinto Facchetti tras aquella semifinal.

La final se acerca

Un asunto igualmente enredado se registró unos días más tarde (8 de junio de 1968) en el Estadio Olímpico de Roma.

Džajić abrió el marcador para Yugoslavia en el minuto 39 (los yugoslavos habían ganado 1-0 a Inglaterra en semifinales), pero Italia empató a diez minutos del final gracias a un lanzamiento de falta de Domneghini que perforó la barrera rival.

El empate final obligó a repetir la final, la única vez en la historia de las Eurocopas y los Mundiales que ha sucedido.

Valcareggi cambió medio equipo respecto al primer partido. Mazzola, ausente dos días antes por lesión, jugó un papel decisivo entre líneas, mientras que el legendario Gigi Riva, todavía máximo goleador de la historia de la Azzurra, que había estado lesionado durante un largo periodo, fue titular y marcó el primer gol.

Italia selló la victoria con una joya de gol de Anastasi (31), que levantó con facilidad un balón en profundidad desde la frontal del área antes de rematar de volea de forma imparable.

La Squadra Azzurra conquistó así su primer título europeo, uno que en muchos aspectos es similar al que ganó décadas después en la Eurocopa 2020, pero de ese triunfo hablaremos en un próximo episodio de nuestra retrospectiva europea.