Qué fue de Éder, el héroe anónimo de Portugal en la Eurocopa de 2016
Si les hablan de Ederzito António Macedo Lopes pueden intuir, por el nombre, que se trata de una persona de nacionalidad portuguesa o brasileña. Y poco más. ¿Abogado, pintor, notario, poeta, cantante... futbolista? La respuesta correcta es la última, claro, pero no cualquier aficionado sería capaz de resolver el enigma con tan poca información. ¿Y si se plantea de otra forma? Prácticamente todos los seguidores nacidos en el siglo XX recuerdan quién marcó el 10 de julio de 2016.
Tras jugar en varios clubes de su país y dar sus primeros pasos en la élite, dio uno de los saltos más importantes de su carrera al fichar por el Braga. Los registros en la campaña 2012/13 fueron sobresalientes: 21 encuentros y 16 dianas en los torneos nacionales -además de siete participaciones en la Liga de Campeones, aunque no vio portería-. Pasó mucho más desapercibido en la siguiente y volvió a rendir de forma notable justo antes de ser traspasado al Swansea.
Un movimiento clave
Su experiencia en suelo inglés fue radicalmente opuesta: no celebró ningún gol y fue cedido al Lille a los meses. Y aquella decisión resultó clave para ganarse un hueco en la convocatoria de cara a la Eurocopa (6G y 4A desde su aterrizaje en invierno). Fernando Santos decidió llamarlo a filas como opción de recambio para un ataque con un líder claro, Cristiano Ronaldo, que entonces se había ganado a pulso la etiqueta de estrella.
No se le dio nada mal en los amistosos de preparación: castigó a Noruega en el triunfo por 3-0 y celebró de nuevo en la paliza ante la vulnerable Estonia (7-0). Entremedias, una participación testimonial frente a Inglaterra. Y así fue también en los compromisos de la fase de grupos ante Islandia (1-1) y Austria (0-0). Los suyos alcanzaron la ronda de octavos con muchísima agonía y sin vencer siquiera tras el emocionante 3-3 contra Hungría.
Con cierta fortuna en cuanto a los rivales, el combinado luso fue superando eliminatorias: tumbaron a Croacia (0-1), a Polonia vía penaltis (1-1/3-5) y a Gales (2-0). Hubo un factor común en todos los partidos: Éder los vio desde el banquillo. No resultaba ninguna sorpresa ante la presencia de Nani, Quaresma o el mencionado Cristiano. Desde luego, su nombre estaba al final de la lista que manejaba Santos, quien se esforzó en construir un sólido muro en defensa.
Protagonista absoluto
Ese fue el camino hasta el duelo por título, en el cual la exigencia aumentaba de lo lindo -los galos conquistaron el Mundial dos años después-. Antoine Griezmann, Paul Pogba, Patrick Evra, Olivier Giroud y compañía querían dejar el título en casa (se celebró en el Stade de France). Los anfitriones parecían favoritos, más si cabe después de que Ronaldo se viera obligado a abandonar el terreno de juego por lesión en el minuto 25.
El resultado gafas se mantuvo durante el tiempo reglamentario y hubo que acudir al tiempo extra. Un rato antes, el veterano seleccionador optó por dar entrada al jugador que lo cambió todo en el 109'. Fue en ese instante cuando Joao Moutinho le cedió el balón en el centro del campo, zona en la cual se deshizo de su marca (Laurent Koscielny) para luego probar fortuna desde alrededor de 25 metros con un efectivo y potente golpeo (1-0).
Lo que vino después
Ya con un nombre por su brillante intervención en Saint-Denis, Éder continuó su trayectoria en el club que acababa de adquirir sus derechos, si bien no mantuvo el gran promedio de meses atrás (7G y 4A en muchos más encuentros). Sin destacar demasiado y recién alcanzada la treintena, puso rumbo al Lokomotiv, donde conquistó un título liguero. Aunque ni siquiera se acercó a los dobles dígitos de cara al arco rival en un mismo curso, pudo marcar en Champions -contra el Ferencváros-.
Desde 2017 hasta 2021, el bueno de Ederzito estuvo en Moscú. Tras su larga experiencia en la capital rusa, optó por probar fortuna en Arabia Saudí -mucho antes de que llegaran Ronaldo y todas las estrellas que han seguido sus pasos-. En el Al-Raed estuvo durante sólo una campaña (23P, 6G y 1A), la última como profesional. El momento de colgar las botas llegó, por decisión propia, cuando ni siquiera había cumplido aún los 35 años. Su nombre queda para el recuerdo.