Ancelotti cuida de Rodrygo Goes y de Luka Modric
Nunca es fácil dirigir a una plantilla de futbolistas profesionales. Más complicado aún si es en un club de los más grandes. Muchos egos entre más de 20 estrellas y sólo 11 huecos disponibles. Por eso el entrenador ha de ser también un gran gestor de grupos.
Ancelotti lo es. Habrá quienes están más a disgusto porque no disponen de los minutos que consideran que merecen. A veces se equivoca, por supuesto. Pero en la mayoría de ocasiones acierta. No todos son iguales y debe tratar con mucho tacto cada situación.
El tacto con Modric
Con Modric, por ejemplo. El croata se quedó en el Real Madrid porque le dijeron, técnico incluido, que seguiría siendo importante y jugaría muchos minutos. Pero en este inicio de curso eso parece olvidado y don Luka está por detrás en la rotación de los Bellingham, Valverde, Tchouaméni, Camavinga y Kroos.
Ante Osasuna, tras varias suplencias seguidas, le dio los galones de titularidad. Y Modric tenía tanta hambre que fue el catalizador ofensivo que necesitaba el equipo. En el minuto 79 lo cambió para que recibiera una nueva ovación del Bernabéu.
Los mimos a Rodrygo
El delantero brasileño es otro claro ejemplo del trato humano de Ancelotti. Su nivel ha bajado muchos enteros, algo que tiene mucho que ver con su sequía goleadora. Ha perdido confianza y se nota. No ajeno a ello, el técnico lo dejó en el banquillo ante Osasuna, pero con la idea de darle minutos.
Y cuando se pitó un penalti a favor del Real Madrid, el propio Carlo quiso que fuese Rodrygo Goes quien lo tirase. Y aunque fue él mismo quien dijo públicamente que Joselu sería el responsable de las penas máximas, en esta ocasión quiso cambiar ese orden para 'recuperar' el olfato goleador del de Sao Paulo.
El penalti, por cierto, lo tiró Joselu fuerte y al centro, pero Sergio Herrera lo detuvo. Es el quinto consecutivo que detiene el meta de Osasuna a jugadores del Real Madrid. ¿Se lo habría parado a Rodrygo?