Ansu Fati empieza a tocar balón sobre el césped y ve más cerca su regreso

El Barcelona tiene seis jugadores en la enfermería (Ronald Araujo, Pablo Gavi, Andreas Christensen, Marc Bernal, Frenkie de Jong y Ansu Fati), aunque pocos aficionados culés piensan ahora en los que no están dado el excelso rendimiento de aquellos que sí están compitiendo en este inicio de LaLiga 2024/25. Dicha circunstancia, de hecho, hace que los integrantes del primer grupo vayan a tener difícil encontrar un hueco en el once, sobre todo el extremo de 21 años.

Unos problemas en la fascia plantar han lastrado al de Bisáu este verano, hasta el punto de ni siquiera jugar en ninguno de los amistosos. Su último encuentro fue el 19 de mayo, cuando disputó 10 minutos en la derrota del Brighton ante el Manchester United (0-2), por lo que ya han transcurrido casi cuatro meses. Y todavía está por ver si logra acelerar en este parón de selecciones de cara al duelo de la quinta jornada frente al Girona.

Ansu disputó 27 encuentros con el club inglés en la pasada campaña, con un balance de cuatro goles y una asistencia. Son registros que están muy lejos de los esperados para un futbolista que, por momentos, se erigió como la gran esperanza de la selección española de cara al futuro. Ahora, sin embargo, la posibilidad de ser llamado por Luis de la Fuente se antoja improbable (buena parte de los focos apuntan a su compañero Lamine Yamal).

Fati aún tiene por delante, o debería, no menos de una década en el fútbol profesional. El hecho de contar con contrato hasta 2027 con el Barça es un factor a tener en cuenta, aunque lo que realmente determinará su devenir en el futuro será el apartado médico. Esa falta de regularidad ha provocado que su valor de mercado haya caído a 25 millones de euros, según Transfermarkt, en sólo cuatro años (alcanzó los 80 kilos en 2020).