Contracrónica: La magia del Bernabéu se queda en fuera de juego
Noche negra para el Real Madrid. De esas que duelen, que se repasan durante varios días en las cabezas de los hinchas y que, con certeza, celebrarán, de forma más que merecida, los aficionados blaugranas, que estaban acostumbrados a recibir palos durante los Clásicos en las eras anteriores, en esas etapas en las que el Madrid desplegaba un juego vertiginoso y, con solvencia, resolvía partidos incluso fuera de casa.
La magia del Bernabéu salvó a los dirigidos por Carlo Ancelotti de una catástrofe ante el Borussia Dortmund. Los alemanes dejaron escapar una ventaja de dos goles y se fueron de Chamartín con un 5-2 extraño, injustificable. Las gradas del templo blanco, menos de una semana más tarde, han perdido su sonrisa. La actuación del Real Madrid en El Clásico no fue la esperada.
Es difícil encontrar calificativos que ayuden a analizar una derrota por 0-4. Papelón, baile, o baño serán algunos. Otros, como Ancelotti, dirán que el Barça no fue tan superior y que la última vez que se perdió por 0-4 se ganó la Champions League.
Efectividad y fuera de juego
El Clásico en sí se define por dos conceptos: efectividad y fuera de juego. De un lado, un Lewandowski que continúa en estado de gracia apabulló y destrozó a la última línea del Madrid. Del otro, Mbappé marcó en dos ocasiones en fuera de juego, no tuvo su mejor partido y fue el protagonista -para mal- del partido. Las críticas en torno a la estrella francesa son amplias. Todavía no termina de adaptarse al Bernabéu y la hinchada blanca le pide más al que consideran como el mejor del mundo en su posición.
Mbappé no ha sido el único jugador del Madrid desubicado. Mendy, su compatriota, se quedó en la acción que se convierte en el 0-1 de Lewandowski. El lateral sufrió en salida ante la presión posicional del Barça y no completó un encuentro positivo. Bellingham, en el ataque, continúa sin encontrar fortuna. El inglés, uno de los máximos anotadores del Madrid en la pasada campaña, no suma ni un gol en el presente curso. El año pasado, por estas fechas, ya sumaba 10.
En Barcelona se comenta sobre el gran partido del tridente ofensivo. Lewandowski, Raphinha y Lamine Yamal han sido letales de cara a la portería resguardada por Lunin, titular ante la lesión de Courtois. Además de los atacantes, el ingreso de Frenkie De Jong ocasionó un giro de 180º grados en la pizarra del partido. El neerlandés manejó los tiempos del encuentro y le generó muchos problemas a la zona medular del Madrid, que empezó a sentir el cansancio derivado de la innecesaria pero emotiva remontada ante el Dortmund a cuatro días de El Clásico.
Remontar no siempre es la solución a los problemas tácticos de un equipo lleno de estrellas.
La magia del Bernabéu es un factor determinante. Sin embargo, existen equipos, como el Barça de Flick, que con una presión posicional y el riesgo de manejar desde la táctica el fuera de juego se olvidan del campo, de las gradas y de la afición para centrarse en el punto que más le faltó al Madrid en El Clásico: el fútbol.