García Pimienta y la Unión Deportiva Las Palmas continúan unidos por una racha que empezó a principios de año y que, pese a reiniciar el campeonato liguero hace sólo unos días, aún se mantiene. Ni siquiera el hecho de haberse encontrado en agosto, con motivo de la jornada inaugural del nuevo curso, hizo que alguno de ellos saliera vencedor (empataron a dos en el Estadio Gran Canaria, un partido con doblete de goles en propia portería).
El 10 de febrero de 2024, cuando los insulares se impusieron al Valencia por 1-0, llegó la última victoria para ambos. El ex del Barcelona recibía elogios por doquier entonces y la permanencia estaba casi garantizada. Nada más lejos de la realidad, ya que fueron incapaces de ganar otra vez en el resto del campeonato doméstico y sufrieron de cara a mantener la categoría. Sólo el pobre rendimiento de Almería, Granada y Cádiz evitó la debacle.
Ya sin tan buena crítica, el técnico catalán optó por no renovar y partir hacia Sevilla. El reto era mayúsculo porque la exigencia es elevadísima en Nervión y la involución de la entidad no parece tener límite por el momento. El golpe de realidad ha llegado muy pronto: dos derrotas y otro par de empates en un deficiente inicio. El balance de goles también es muy negativo, con tres a favor y seis en contra, lo que explica ese penúltimo puesto en la clasificación.
Tanto el entrenador como el plantel insular suman 18 encuentros seguidos sin ganar en el torneo doméstico y, como pronto, no dejarán atrás esa mala dinámica hasta mediados de septiembre -los amarillos se verán las caras con el Athletic Club de Bilbao y los andaluces pugnarán con el Getafe, ambos en casa-. ¿Serán capaces, al fin, de regresar a la senda del triunfo después del parón de selecciones?