El pasado verano, en Can Barça chocaban las manos eufóricos tras haberse asegurado los derechos del brasileño que se hinchaba a marcar goles y que era, para los directivos culés, mejor que Endrick, el futuro madridista.
Pero la temporada no fue como se esperaba, el equipo deambulaba por LaLiga, Lewandowski no marcaba y para colmo de males se lesionó Gavi. Por ahí se decidió de manera consensuada entre todos los actores de la parcela deportiva, incluido Xavi, que se podía reforzar la plantilla incorporando a Vitor Roque seis meses antes de lo previsto.
Todo eran ventajas. El jugador, encantado con dar ya el salto a Europa, presionaría a Lewandowski al mismo tiempo que, sin la obligación de ser el ariete titular, se podía ir aclimatando para ser una verdadera alternativa en el curso 24/25. Pero a Xavi no le gustó lo que vio del joven brasileño y no le dio bola. Sin minutos, Vitor Roque perdió la opción de jugar la Copa América con una Canarinha en la que ya había debutado.
A vueltas con su inscripción... y sin dorsal
Además, con los problemas del Fair Play Financiero, su inscripción en LaLiga debe realizarse otra vez ahora, como si fuese un nuevo fichaje, con los problemas que ello conlleva porque la entidad azulgrana sigue con la masa salarial por encima de lo permitido. Vamos, que ahora mismo no puede ser inscrito.
De ahí que el Barcelona no viera mal una salida. A nivel deportivo, una cesión sería lo mejor para que pudiera demostrar su nivel y se pudiera aclimatar de cara a su regreso. Pero a nivel económico no interesa nada más que un traspaso para recuperar los 30 millones de euros fijos que costó su traspaso, y que podría ascender, en función de algunos bonus, hasta más de 60.
De momento, Hansi Flick lo ve en los entrenamientos y lo probará en la gira por Estados Unidos. Pero el club ya le ha quitado el dorsal 19 que llevó desde su llegada y se lo ha dado a Lamine Yamal. Es decir, que ahora está sin dorsal, aunque el club haya asegurado que "tendrá un nuevo dorsal". Suele ser mal augurio ese.