Ferran Torres tiene el reto de aumentar su importancia en las filas del Barcelona, donde en ocasiones ha quedado relegado a un segundo plano. No es sencillo para él dada la elevada competencia (Raphinha Dias o Joao Félix) y la irrupción de Lamine Yamal, que ha destrozado todos los supuestos roles de jerarquía gracias a su talento innato. Pese a que su temporada está lejos de ser memorable, Luis de la Fuente mantiene su confianza en él... como recambio de Nico Williams y el propio adolescente culé.
Un día, el de Foios entendió que aquello de 'Tiburón' era un apodo que encajaba a la perfección con su forma de entender la vida. Y desde entonces ha explotado el apodo en no pocos contextos, especialmente las redes sociales. Dado el hecho de que es un personaje público, su acompañante en una hipotética primera cita puede obviar esa pregunta de cuál es tu animal favorito y, sobre todo, con cuál te identificas.
Salta a la vista que no es el sobrenombre más original porque Carles Puyol lo hizo suyo cuando el ex del Valencia estudiaba aún las tablas de multiplicar, pero de igual modo tiene relación con lo que explica en un extracto de la producción de Netflix: "En el mundo del fútbol, cada tres días tienes partido, entonces hay que darle mucha importancia al entrenamiento con el preparador". Este último, de hecho, sale junto a él durante una escena en una sauna.
Tras bromear con sus abdominales definidos en un alarde de masculinidad, Ferran pone rumbo a un cubo con hielo. "Lo intento tener a entre ocho y nueve grados. El cuerpo siente como si te pegasen una hostia. Me va muy bien por las mañanas para activarme y empezar el día con energía. El tiempo que esté, intento controlar la respiración, cerrar los ojos y meditar. Lo hago porque sé que va bien a mi cuerpo y esto, en el día a día, te ayuda a mejorar. El fútbol ha evolucionado y es muy importante estar bien físicamente para jugar muchos, muchos años en el Barça".