El Getafe dio un giro de guion después del partido contra el Almería. Los rojiblancos se llevaron una importantísima victoria y provocaron la destitución de Quique Sánchez Flores, que estaba discutido casi desde el principio de la temporada. Aguantó el madrileño hasta finales de abril, pero el presidente, Ángel Torres, optó por recurrir a la opción más segura, la de José Luis Bordalás.
Antes del choque frente al Celta de Vigo, el alicantino explicó en rueda de prensa que ningún entrenador podía hacer grandes cambios con una sola sesión de trabajo. La afición se ilusionó de nuevo y protagonizó un gran recibimiento para animar a una plantilla necesitada de alegrías. El Coliseum presentó una maravillosa estampa y sumó fuerzas para tumbar al cuadro gallego, que empieza a meterse de lleno en la pelea por la salvación, que parecía ya superada, a base de resultados negativos.
Algunos cambios se han notado ya tras la llegada de Bordalás. El dato más tangible es el de las tarjetas. Siete futbolistas -todos los defensas- resultaron amonestados ante el Celta, dos más que ante el Espanyol, por lo que son 12 en total. La cifra es superior a la suma (nueve) de las cinco anteriores jornadas con Quique: tres -incluida una roja- contra el Almería, esa misma cantidad en Mallorca, dos más en la visita del Barcelona al Alfonso Pérez, una en Donostia y ninguna en Bilbao.
Los azulones tienen un calendario que no es sencillo y tampoco excesivamente difícil. La próxima semana visitan al Real Madrid, con la cabeza puesta en la Champions, y después recibirán al Elche en una cita que resultará clave. Más difícil se presenta la visita al Benito Villamarín, ya que el Real Betis se jugará estar en la Europa League el próximo año, pero días después recibirán a un Osasuna que podría no tener ningún aliciente para entonces. Y la última jornada, probablemente dramática, la desarrollarán en Valladolid.