Joaquín se divierte en el Villamarín con sus amigos en su fiesta de despedida (6-4)
No faltó casi nadie. Y si faltó no se notó. A su lado, de verdiblanco, Doblas, Juanito, Denilson, Assunçao, Arzu, Cañas, Canales,.....En frente, pero no como rivales, una selección de leyendas cuya convocatoria refleja la capacidad de seducción del protagonista principal. Casillas, Ramos, Marchena, Ceballos, Guti, Cazorla, Baptista, Raúl, Morientes, Saviola, Roberto Carlos, Van Nistelrooy y algunos más, hicieron disfrutar a un Villamarín engalanado para despedir a su ídolo.
En un partido normal, los entrenadores habrían mandado a la ducha a más de uno por falta de intensidad, pero no era un partido normal. Era una quedada de Joaquín con sus colegas para pasárselo bien, como ha hecho toda la vida. La diferencia es que esta vez no había puntos en juego sino un campo de fútbol y amigos de corazón que no quisiseron faltar al adiós de un hombre que siempre irradió felicidad y buen rollo.
Hubo goles, paradas y regates de nivel pero, sobre todo, muy buen ambiente, que era el objetivo real. Hasta Assunçao salió del banquillo al final para marcar un gol que primero paró Pepe Reina y luego se dejó marcar para ir a abrazar al lanzador brasileño, otro ídolo del Villamarín. Pocos entienden el espectáculo como el guardameta del Villarreal.
El gran momento llegó en el minuto 64. El momento del adiós definitivo. Joaquín no pudo lograr el hat trick pero se llevó una gigantesca ovación de su afición, que gritaba y coreaba su nombre con entusiasmo. Se fue como el torero que siempre quiso ser. Era la última vez que Joaquín pisaba el césped del Villamarín como futbolista. Era un instante inolvidable.
Las imágenes emotivas del jugador del Puerto de Santa María saludando uno a uno a sus excompañeros y a su familia ponían los pelos de punta. La emoción estaba a flor de piel. Puro corazón.
Hubo diez goles pero el resultado fue lo de menos. Lo más importante fue el adiós merecido a un gran futbolista y a un tipo que ha exprimido hasta el máximo su carrera deportiva disfrutando de su gran pasión. Se marcha un tipo feliz que lo seguirá siendo fuera del campo porque Joaquín siempre será la finta y el sprint, incluso sin balón por medio. Su sonrisa y sus bromas seguirán brillando fuera del verde. ¡Que te vaya bonito torero!