El caos continúa en Burdeos. Mientras el club sigue sin saber en qué división jugará cuando se reanude la competición dentro de menos de un mes, el Girondins está a punto de renunciar al estatuto profesional que adquirió en 1937.
En la búsqueda de medios para limitar los gastos, se romperían los contratos de los jugadores para reducir la masa salarial. Y aunque la misma se fijó en 36 millones de euros la temporada pasada, el club habría tenido una pérdida neta de 40 millones de euros a finales de junio.
Además, el centro de formación del Burdeos está a punto de cerrar.
De este modo, el Burdeos se adelantaría a los acontecimientos en caso de descenso a National 1 y evitaría negociar directamente con los jugadores las liberaciones anticipadas.
Este martes, el club solicitará al tribunal de comercio la apertura de un procedimiento de suspensión de pagos para congelar todas sus deudas, que ascienden a 90 millones de euros. Si se aprueba, el club tendrá que presentar un plan presupuestario para la próxima temporada a la DNCG federal. Por el contrario, si el club no aporta garantías, tendrá que presentar un nuevo plan o será liquidado.