2023, 'annus horribilis' para una selección brasileña con pocas certezas
Ha sido un auténtico estancamiento en este país loco por el fútbol, enlutado a finales de 2022 por la muerte de Pelé, figura legendaria de la Seleçao que tanto inspiró en su día.
Un año después de su eliminación en los cuartos de final del Mundial de Catar, Brasil sólo es sexta de diez en la clasificación sudamericana para la próxima edición de 2026, a sólo dos puntos de la plaza de repesca.
Nadie se atreve aún a imaginar que Brasil se quede fuera del torneo, que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México. Sería la mayor humillación para la única nación que ha participado en todas, con un récord de cinco títulos. Pero el último fue en 2002, y la histórica goleada por 1-7 ante Alemania en la semifinal del Mundial de 2014 ha dejado huella.
"La Seleçao atraviesa uno de los peores momentos de su historia. Caminamos a grandes zancadas hacia el fondo del pozo", escribió recientemente Walter Casagrande en una columna publicada en el sitio web de UOL. "Necesitamos reaccionar con urgencia para evitar lo peor (...). Ya nadie nos tiene miedo", insistía.
Las cifras no mienten: en 2023, los pentacampeones del mundo han disputado nueve partidos, con un balance indigno de cinco derrotas, un empate y sólo tres victorias.
A la espera de Ancelotti
Resultados aparte, la incertidumbre en torno al puesto de seleccionador es preocupante. Destituido tras el fracaso en el Mundial de 2022, Tite sigue sin tener sucesor designado.
Dispuesta a recurrir a un seleccionador extranjero por primera vez en más de medio siglo, la Confederación Brasileña de Fútbol ha confiado en Carlo Ancelotti, aunque eso signifique esperar hasta el final de su contrato con el Real Madrid, en junio. Sin embargo, el italiano no ha confirmado públicamente el acuerdo que los dirigentes aseguran haber sellado para verle al frente desde la Copa América de 2024 hasta el Mundial de 2026.
Esto, en cambio, podría quedar sin efecto tras la destitución del presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues, a principios de diciembre a raíz de un embrollo judicial.
A la espera de la posible llegada de 'Carletto', las riendas fueron confiadas inicialmente a Ramón Menezes, seleccionador sub-20, para tres partidos amistosos. Brasil comenzó el año con una derrota por 2-1 ante Marruecos, semifinalista de la Copa Mundial, en marzo, y luego goleó a Guinea por 4-1 en junio, antes de caer por 2-4 contra Senegal.
Menezes fue sustituido en julio por Fernando Diniz, que compagina sus funciones de seleccionador con las de entrenador del Fluminense, que se proclamó campeón de la Copa Libertadores con una flamante exhibición a principios de noviembre, hasta julio de 2024. Pero al técnico de 49 años le está resultando más difícil imponer sus ideas a corto plazo, durante las breves concentraciones de la selección.
La vida sin Neymar Júnior
Tras un inicio prometedor en la fase de clasificación para el Mundial 2026 (victoria por 5-1 sobre Bolivia y 1-0 contra Perú), la Canarinha empató en casa con Venezuela y perdió ante Uruguay (2-0), Colombia (2-1) y Argentina (0-1), este último en su legendario estadio de Maracaná.
La pentacampeona nunca había perdido en casa en un partido de clasificación para el Mundial, y mucho menos había sufrido tres derrotas consecutivas. La primera de esas estuvo marcada además por la grave lesión de rodilla de Neymar, que un mes antes había borrado ante Bolivia el récord de goles internacionales de Pelé (79, frente a los 77 del "Rey").
Aunque abandonó el fútbol europeo rumbo a Arabia Saudí después de que sus últimas temporadas en el PSG estuvieran plagadas de problemas físicos, 'Ney', de 31 años, sigue siendo la estrella indiscutible de una selección en la cual Vinicius y Rodrygp siguen sin ofrecer el nivel que acostumbran en el Real Madrid.
"Brasil depende de Neymar, lo necesitamos", afirmó el ex delantero Romario en el canal Sportv. "Por el momento, y durante varios años, es el gran nombre que tenemos", agregó.