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Luis Rubiales, acorralado, busca apoyos para seguir presidiendo la Federación

César Suárez
Luis Rubiales, serio durante la recepción en Moncloa
Luis Rubiales, serio durante la recepción en MoncloaAFP
Nunca pudo imaginar Luis Rubiales (45) en la vorágine de la celebración por el campeonato del Mundo de la selección femenina que podría estar ante sus últimos días como presidente de la Federación Española. Pero su repentino beso en la boca a Jenni Hermoso durante la entrega de medallas y trofeos le puede pasar una cara factura.

Primero, dentro de cierta soberbia, Rubiales atacó a aquellos que criticaron su gesto tachándoles de idiota. Pero en cuanto vio que la bola se hacía cada vez más grande, con acusaciones incluso de agresión sexual, puso su maquinaria a funcionar para lavar su imagen. 

Su vídeo pidiendo perdón a su manera, aun sin la propia Jenni Hermoso, era el primer gesto para que las aguas volvieran a su cauce y poder así pasar página de lo que él consideraba un gesto sin importancia. El no acudir con las jugadoras a la fiesta de Madrid Río también era otra estrategia pensada para que la acción fuese quedando en el olvido. 

Disculpas de Luis Rubiales por su beso a Jenni Hermoso durante la ceremonia de entrega de medallas a las campeonas del mundo
RFEF

Pero todo lo contrario. Las denuncias no han hecho más que llegar. Ya hay dos en el Consejo Superior de Deportes (CSD). Una de Miguel Galán, presidente de CENAFE, y que ya provocó en su día la caída de Ángel María Villar; y otra del exárbitro Estrada Fernández, que ha pedido aplicar el reglamento interno de la RFEF sobre agresiones sexuales.

Y son muchas otras voces, del deporte y de la política, que piden su dimisión o destitución. Las críticas proceden de las más altas instancias, como las del presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez. Y no parece que vayan a detenerse ahí. 

Por eso no es de extrañar que los defensores de Rubiales, sus máximos y mejores apoyos, estén también preparando una contra ofensiva para reducir el ruído mediático. Son los representantes de las federaciones territoriales los que consideran que la convocatoria de una Asamblea extraordinaria, en su feudo y con su soporte, ayudaría a dar las explicaciones adecuadas para limpiar la imagen del todavía presidente de la RFEF.