Giorgio Chiellini: la historia de un líder popular que se coronó rey de Europa en Wembley
Un livornés nacido en Pisa. Desde el día en que nació, en pocas palabras, Giorgio Chiellini ha disfrutado rompiendo barreras. Siempre con una sonrisa. Desde entonces, nunca ha dejado de hacerlo. Incluso ayer.
Al anunciar su retirada, el defensa italiano consiguió unir a un país acostumbrado a discutirlo todo: "Se va un gran hombre". Por un día, juventinos y antijuventinos no pudieron lanzarse improperios.
Un verdadero italiano
Y sí, porque Chiellini es un "italiano vero" como decía Toto Cutugno. De éxito. Uno que estaba convencido de que sólo el talento le bastaría para entrar de verdad en el corazón de sus fans: también necesitaba garra, corazón, carácter, empatía. Quizá nunca imaginó, sin embargo, que sería capaz de caer simpático incluso a los aficionados rivales: "Nosotros seguimos comiendo pasta... ¿y tú?
Sí, en sus casi 23 años de carrera, Chiellini se ha convertido un poco en pastasciutta: un símbolo de Italia en el mundo. Tras los títulos conseguidos en Italia con la Juventus llegó la Eurocopa que lo consagró definitivamente como uno de los defensas más grandes y laureados del fútbol moderno.
Saka, ¿a dónde vas?
Y lo hizo a su manera, como gascón o, mejor dicho, como digno representante de la tierra de la Vernacoliere. Y así, tras la caricia a Jordi Alba, con la que Chiellini inició de facto la victoria en la tanda de penaltis contra España, llegó el icónico agarrón a Bukayo Saka.
Antes de él, sólo Diego Armando Maradona (con la mano de dios) y Eric Cantona (con la patada voladora al hincha) habían conseguido convertir un gesto antideportivo en el símbolo de algo positivo. Porque al ex capitán azzurro, como a los otros dos fenómenos, lo políticamente correcto nunca le fue bien.
Berlín amargo
Tras empezar en su Livorno natal, la Juventus lo compró y lo mandó un año a entrenar a la Fiorentina. Lo hizo tan bien que Marcello Lippi le hizo debutar en la selección con 20 años.
Y, probablemente, el no haber formado parte de la Italia campeona del Mundo en 2006 y no haber sido uno de los héroes de Berlín, siendo aún muy joven, sea su mayor pesar desde el punto de vista profesional.
Pero es que, además, la capital alemana nunca le hizo ningún bien. Ni siquiera con la camiseta de la Juventus. Después de ser uno de los héroes de la semifinal de la Liga de Campeones 2014-2015 contra el Real Madrid, una lesión muscular le impidió jugar la final que los bianconeri perdieron, en el Olympiastadion, contra la MSN del Barcelona, uno de los tridentes más fuertes de la historia del fútbol, el formado por Messi, Neymar y Suárez.
El mordisco de Luis Suárez
Y fue precisamente con el delantero centro charrúa del Barça con el que Chiellini protagonizó uno de los episodios más polémicos de la historia reciente de los Mundiales. En Brasil, en 2014, Italia y Uruguay se jugaban el pase a octavos de final cuando, en un momento dado, Luis le propinó un mordisco que, sin embargo, el árbitro no amonestó.
El resto es historia, con la Celeste ganando y la Azzurra eliminada. Pero incluso entonces, Chiellini demostró de qué estaba hecho. Nunca reprochó nada a Suárez y, a diferencia del revuelo que se armó en el mundo del deporte, no sólo le perdonó prácticamente de inmediato sino que, en el fondo, probablemente llegó a comprenderle o incluso a justificarle.
De la BBC al Europeo
Lo que vino después también es historia. Los nueve campeonatos consecutivos ganados con la camiseta de la Juve, la mayoría de ellos como parte integrante de otra sigla legendaria del fútbol moderno: la BBC. Junto con Bonucci y Barzagli se convirtió en la pesadilla de cualquier delantero. Y no sólo de la Serie A, sino de todo el viejo continente. Nota: Es el único que ha ganado los nueve títulos de Serie A presentes en el palmarés bianconero entre 2011 y 2020: desde el primero con Antonio Conte hasta el último con Maurizio Sarri.
Antes de irse a invernar a otra parte para embolsarse unos cuantos euros (en su caso, dólares) más, Chiellini quería, ganar algo con Italia. Y por eso, una vez heredado el brazalete de la selección de Gigi Buffon, fue titular en la Eurocopa de 2020, disputada en 2021, con la convicción de que podía hacerlo.
Y se juró a sí mismo que lo daría todo, aunque eso supusiera frenar no sólo a Saka, sino a toda Inglaterra. Y así fue como la Azzurra de espíritu libre terminó el torneo itinerante de la Uefa con una copa en la mano y una corona en la cabeza.
¿Y ahora?
Sólo después de la victoria en Wembley aceptó la oferta de trasladarse al calor californiano. Pero no para vivir la buena vida.
O, al menos, no sólo para eso. Prueba de ello son los cuatro trofeos con los que ha contribuido a enriquecer el palmarés de Los Ángeles FC, incluido el primer título de MLS de la franquicia.
Sin embargo, su idilio con el fútbol aún no ha terminado:"Ahora toca abrir nuevos capítulos y escribir otras páginas importantes y apasionantes". Buena suerte, capitán.