Isco y Lopetegui: el último idilio imposible desde el de Romeo y Julieta
Pero... ¡Un momento! Isco (30) y Lopetegui (56) no están enamorados. Tal vez no en el sentido estricto de la palabra, pero el técnico vasco siempre ha elogiado el juego del malagueño: "Es un jugador que me apasiona", afirmó en 'El Chiringuito' en 2018, cuando aún era seleccionador de España. Justo en el equipo nacional comenzó el calvario de estos dos apasionados del fútbol
Fue allí, en el equipo nacional, donde comenzó el calvario para ambos. Sin ser titular en su equipo, el jugador era convocado por Julen. Se entendían, se gustaban y no lo escondían. Entonces llegaron los primeros problemas de una relación abocada al fracaso. AL técnico le llamó su primer amor, el Real Madrid, y el corazón le hizo firmar su contrato antes del Mundial de Rusia. "Allí puedo ver a Isco todos los días mientras trabajo para el club de mi vida", debió pensar.
Una decisión precipitada como esa conllevó el primer despido de Lopetegui con el mediapunta como titular. A Luis Rubiales (45) no le gustó nada que el nuevo pretendiente del entrenador anunciase su vínculo a tres días de debutar en la Copa del Mundo. La "alta traición" a la patria se había consumado. Ya nada volvería a ser lo mismo en la conexión entre el vasco y el malagueño.
Con el consuelo de verse a diario volvieron a Madrid. Tropezaron en la Supercopa de Europa, pero todo seguía siendo color de rosa para los dos. El centrocampista tenía minutos y los resultados no eran malos. Sin embargo, ellos sabían que nada dura para siempre. El FC Barcelona se interpuso de nuevo en sus planes. El villano definitivo. El eterno rival. Un 5-1 en contra en el Camp Nou, apenas cuatro meses y 17 días después de su llegada al banquillo merengue y con el andaluz en el once inicial, hizo a Florentino Pérez (75) fulminar sin miramientos al bueno de Julen. Es difícil enfrentarse a la ira de los dioses. Otro golpe bajo para los dos idealistas del balón.
Pasaron cuatro años, todo parecía acabado para Isco y Lopetegui, pero les quedaba un último capítulo. El más amargo. Ese en el que se dan cuenta de que es mejor no tentar a los elementos. La pasión condujo al vasco a rescatar a su pupilo de las garras de la desidia deportiva. Le dio una oportunidad en Sevilla devolviéndole la ilusión y la titularidad. Pero el destino tenía otros planes. El Borussia Dortmund puso el último clavo en el ataúd de un idilio imposible. Monchi (54), se encargó de escenificarlo. Como buen emperador, obligó al preparador a echarse a los leones cuando ya estaba fuera del club, pero terminaron aplaudiéndole. Mal movimiento.
Saben que no pueden estar juntos
Se han buscado, han recorrido el mundo, lo han intentado todo, pero estar juntos es una misión imposible para Lopetegui e Isco. El resto de actores se han encargado de impedirles ser felices. Hasta en tres despidos del técnico han coincidido. No es casualidad. Han tenido buenos momentos, pocos, pero buenos. Cuando miren atrás no podrán reprocharse nada, pero siempre les quedará un sabor amargo por lo que podría haber sido.
Al menos, les queda la certeza de que sus sentimientos han sido correspondidos: "Cuando Lopetegui empezó a apostar por mí, casi no jugaba en el Madrid. Eso se lo tengo que agradecer", recordó el malagueño, con nostalgia, en una ocasión.