De la brutal actuación que se ganó el respeto de propios y extraños a un pálpito de nada. Así ha terminado Fernando Alonso (41)el GP de EEUU. La FIA, máximo rector del automovilismo profesional, ha dictaminado que el piloto español por correr sin el retrovisor el pasado domingo. 

Todo inicia con un fuerte choque. Alonso tocó levemente el vehículo de Stroll en Texas. Acto seguido, el asturiano salió volando y terminó rozando una valla de seguridad que, a la postre, destrozó uno de los retrovisores de su auto. 

Alonso, en lugar de dar un paso al costado, optó por mantenerse en la carrera y, sin un espejo, consiguió una sexta plaza en la clasificación general que le hizo llevarse elogios de los seguidores de la Fórmula 1. Cuando la sensaciones eran sinónimo de alegría, la FIA escuchó las peticiones de la escudería Haas y sancionó, con dureza, a Fernando Alonso. 

La escudería Haas cuestionó dos puntos en la carrera de Alonso: una, que continuó en la prueba con un retrovisor dañado. Dos, que decidó seguir en pie luego de ver como su espejo se caía después del choque con Stroll. 

En sí, el argumento principal de la FIA para efectuar la sanción es que "el Alpine A522 de Fernando Alonso estaba en condiciones inseguras tras el accidente". El piloto, por ahora, guarda silencio y ve como su participación en el GP de EEUU queda eclipsada por una nueva polémica.