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Opinión: La resiliencia y la elegancia francesa obstaculizan el eterno anhelo de Lionel Messi

Rafael Gómez
Mbappé festeja con Deschamps el pase de Francia
Mbappé festeja con Deschamps el pase de FranciaAFP
Los galos exhiben un estilo de juego efectivo que impone respeto. Con la pelota, el once de Didier Deschamps genera acciones de peligro. Sin ella, se transforma en un camaleón. Induce al contrario a pensar que tiene el control del partido cuando, de un momento a otro, una acción de Dembélé, Mbappé o Griezmann inclina la balanza a su favor.

Francia, hace un mes, efectuaba una lucha de dos frentes: primero, ante las lesiones, que modificaron la plantilla de Didier Deschamps. Segundo, contra los egos y las supersticiones que afectan a todos (o casi todos) los campeones.

En menos de 30 días, Les Blues superaron las dos batallas. Sin Karim Benzema, apareció una exquisita versión de Olivier Giroud. Con Pogba y Kanté ausentes, Tchouamení emuló a la mejor versión de Patrick Viera y Rabiot demostró que presenta las condiciones suficientes para luchar por la titular. 

En la primera jornada, contra Australia, Francia lanzó un fuerte aviso. Goleó 4-1. Mbappé marcó un doblete. Griezmann brilló. No hubo espacio para la maldición del campeón. Lamentablemente, tampoco existió el tiempo necesario para la vuelta de Benzema. Sin él, los galos aún manejan un potencial ofensivo inmenso que pondrá a prueba a la defensa de la Argentina. 

Francia es fútbol, elegancia y clase. Didier Deschamps organizó a un equipo versátil que expone dos habilidades: jugar con la pelota en los pies o camuflarse sin ella. El conjunto europeo goza de la habilidad de Griezmann. El colchonero conecta el mediocampo con el frente de ataque. Rabiot y Tchouamení son los encargados de distribuir y de cortar. Mbappé, Giroud y Dembélé definen las acciones. Imparables. 

El arte del camaleón

Sin la pelota, la escuadra es un camaleón: hace creer al contrario que maneja el control del partido. Espera, resiste y aguanta con inteligencia. Cuando ve un espacio, efectúa un robo. Ese robo casi siempre va dirigido a Mbappé, que en un sprint de 100 metros supera a cualquier rival. Koundé o Theo Hernández también son dos velocistas que suelen generar inconvenientes a los contrarios a través del juego directo. 

El trabajo de Didier Deschamps en la Copa del Mundo es excelente. El entrenador clasificó a su tercera final de un Mundial. Ya la ganó como jugador en 1998 y como director técnico en el 2018. De Rusia sobrevive un gran número de integrantes de la plantilla que, sin embargo, chocan contra un obstáculo: Lionel Messi. 

¿Podrán Tchouamení y compañía frenar a el astro argentino?. El domingo 18 de diciembre lo sabremos. 

Recuerda que en Flashscore.es tendrás los resultados en directo de la final.