Albert Ramos Viñolas (35) afrontaba las semifinales en buen estado de ánimo tras dejar atrás una malísima racha de seis derrotas consecutivas que se repartieron entre cinco torneos diferentes, lo que se traduce en que resultó eliminado muy pronto en todos ellos: duró dos partidos en Basilea, uno en París, cayó por partida doble en la United Cup, debutó con derrota en Adelaida 2 y disfrutó del Open de Australia durante algo menos de tres horas y media (frente a Maxime Cressy).
Salvó dos bolas de break el barcelonés en su primer juego con saque a favor. Salió con vida de una situación comprometida que logró evitar y que volvió a darse minutos después con 2-3 (hasta cuatro oportunidades tuvo su rival para ampliar distancias en el marcador) e incluso con 3-4 (una). Mucho más cómodo parecía estar Federico Coria (30) pese a la igualdad porque se adjudicó sus puntos con gran solvencia y fluidez. Se desgastaba pues muchísimo menos que Ramos Viñolas.
En la misma línea, el anfitrión volvió a mostrar su versión más dominante incluso sin el servicio a favor y gozó de tres oportunidades para poner el 4-6 definitivo. La cuerda se tensó hasta el punto de que, en la cuarta bola de set, se frustró cualquier posibilidad de que el vencedor de la edición de 2022 pudiera igualar y prolongar en el tiempo la manga inaugural, que duró alrededor de una hora.
Un adiós bastante doloroso
Intercambio de golpes para abrir el telón de nuevo. Albert necesitaba hacer limpieza mental y comenzar un nuevo partido; y qué mejor que romperle el saque a un oponente que se veía más cerca del triunfo. Sin embargo, Coria lo puso todo en orden más pronto que tarde. Ambos repitieron minutos más tarde, no de forma consecutiva, en un constante ida y vuelta para hacer vibrar al público concentrado en la pista de Córdoba, que tenía muy claro con quién iba.
Con un tie break que asomaba con sigilo, llegó un momento clave en el partido: 40-0 y oportunidad fantástica para Ramos de poner el 6-5 a su favor antes de servir. Lo tenía muy cerca, pero el bueno de Federico cogió aire hasta en tres ocasiones y, a la inversa que un rato antes, hincó la rodilla a la cuarta. Parecía que el 7-5 estaba al caer, pero este partido no iba a seguir ninguna ley de la lógica. Tras fallar dos bolas de set, fue superado en el desempate (2-7) y puso fin a su travesía en el ATP de Córdoba.
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