Esta vez, Caroline Garcia no tiene elección. Hasta ahora, la temporada de la francesa ha sido decepcionante, aunque no catastrófica. Dos finales (perdidas) a principios de año, un balance de 29 victorias y 17 derrotas. Eso la sitúa actualmente en el 6º puesto mundial.
Pero el mes que se avecina promete ser crucial. Esta semana defiende su título en el WTA 1000 de Cincinnati. Dentro de quince días, estará en juego su pase a semifinales del Grand Slam de Nueva York. Actualmente tiene alrededor de 1.800 puntos de un total de 4.685. Dos malos resultados significarían sin duda salir del Top 10.
Sin embargo, ha luchado muy duro para volver al Top 10. Su regreso el año pasado fue francamente inesperado. Bertrand Perret tuvo mucho que ver en ello. El entrenador la llevó del puesto 80 al 4 del mundo. De ahí el asombro cuando abandonó el barco poco antes del final de la temporada 2022.
Las razones de su marcha siguen sin estar claras a día de hoy. Igual que las razones de su regreso. Volvió al lado de la Tricolor en primavera, cuando buscaba su mejor tenis. No fue precisamente un regreso exitoso, ya que rara vez es bueno volver a ver a tu ex. Pero lo que es más grave, no ha cambiado mucho desde entonces.
Mientras que la temporada pasada García produjo un flamante juego de tenis de ataque, apoyado por una primera bola de gran calidad -que la vio coronada"Reina del As" en 2022-, ahora se muestra tensa, dubitativa y nerviosa. E inevitablemente, su arriesgado juego se ha resentido por ello. Como se suele decir, es difícil ganar cuando se cometen más errores no forzados que golpes ganadores.
Y ahí es donde la francesa tiene problemas. El efecto perverso de la falta de confianza es que los tiros en la línea se convierten en errores de pocos milímetros, lo que hace que la frustración se dispare. La frustración de no encontrar su nivel ha ido creciendo a lo largo de la temporada, haciéndose cada vez más visible.
Pero ése no es su principal problema. No tiene asidero en el WTA Tour. Sin mencionar a Swiatek o Sabalenka, las jugadoras que están por encima de ellas tienen algo más. Jessica Pegula es sin duda la jugadora más regular del mundo. Elena Rybakina tiene una potencia de fuego casi inigualable. En cuanto a Ons Jabeur, todo el mundo en el circuito sabe que su juego puede volverte loco.
Caroline Garcia, en cambio, no tiene esa ventaja. Su baza era su juego ultraofensivo, tan admirable, pero eso ya no existe. Y cuando no tiene un plan B, el resultado son partidos como el que jugó contra Marta Kostyuk en Washington. Una carnicería. 6-2, 6-3 en poco más de una hora, y la desagradable impresión de que la francesa podría jugar durante horas sin éxito. Todo ello contra la número 32 del mundo.
Y cuando se considera su posible trayectoria en Cincinnati, es suficiente para atragantarse. Sloane Stephens -que nunca ha tenido éxito contra la francesa- o Elisabetta Cocciaretto en primera ronda, y sin duda la ganadora de Wimbledon Marketa Vondrousova después. Y si sigue en pie, probablemente le espere Iga Swiatek en cuartos. Un nivel que no alcanza en una WTA 1000 desde... que ganó el título en Cincinnati el año pasado.
Fue en Ohio donde su renacimiento se hizo realidad. Es en Ohio donde debe volver a ser 'Caro', y en el US Open donde debe confirmar este estado de cosas. Salir del Top 10 por segunda vez después de 2018 sugeriría que no habría una tercera oportunidad. Y eso podría significar el final de una carrera muy por debajo de las expectativas. No hay alternativa, ¡sigamos adelante!