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Juan Carlos Ferrero, el campeón de Roland Garros que moldeó a Alcaraz

Alcaraz y Ferrero
Alcaraz y FerreroAFP
"Antes era Ferrero, ahora soy el entrenador de Carlos Alcaraz": Juan Carlos Ferrero sonríe ante su nueva condición en el mundo del tenis. Fue campeón de Roland Garros en 2003 y el domingo puede serlo de nuevo a través de su alumno más destacado.

A sus 44 años, Ferrero sigue ahora desde el 'box' de Alcaraz, al que guía los pasos desde sus inicios, los partidos en la pista Philippe Chatrier, donde en el exterior está escrito su nombre en el palmarés de campeones del torneo.

Fue en unos años en los que un joven rubio y espigado aparecía como la gran esperanza del tenis español. Además de ese Roland Garros, que logró con 23 años, llegó a ser número 1 del ranking ATP y participó en tres títulos de España (2000, 2004, 2009) en la Copa Davis, aunque su estrellato quedó en parte eclipsado por el de otro astro todavía más brillante, Rafa Nadal, que desde su gran eclosión en 2005 atrajo la atención de los focos.

Unos meses con Zverev 

Nacido en Onteniente (Valencia), se había preparado con Antonio Martínez Cascales en Villena, en la vecina provincia de Alicante, en un centro de entrenamiento que pasó a llamarse luego Ferrero Tennis Academy y donde el 'Mosquito' pasó a ejercer como preparador después de retirarse en 2012.

En su nueva faceta de entrenador llegó incluso a trabajar junto al alemán Alexander Zverev, el hombre que será el rival de Alcaraz en la final del domingo. Colaboraron juntos entre julio de 2017 y principios de 2018, cuando el tenista de Hamburgo comenzaba a despuntar en su carrera.

El inicio de su colaboración fue fructífero, con títulos en Washington y en el Masters 1000 de Montreal (Canadá), donde superó a Roger Federer en la final. Zverev se clasificó para el Masters de final de temporada de ese año.

La relación personal entre ambos se fue deteriorando por diferencias sobre cómo enfocar la vida personal para lograr un mayor rendimiento en el tenis, según explicó Ferrero tiempo después.

Un espagueti en Villena 

Mientras ganaba experiencia como entrenador y competía también en el circuito mundial de pádel, un joven de 15 años cambió en 2019 la vida de Ferrero: Carlos Alcaraz, un prometedor adolescente de El Palmar (Murcia), recorrió 115 kilómetros de viaje para pasar a entrenarse en la escuela de Villena.

"Cuando llegó a la academia tenía 15 años, estaba delgado como un espagueti. Nos dimos cuenta de que tenía brazos muy rápidos, piernas muy rápidas, pero no tenía músculos, ni en la espalda ni en las piernas. Pero, obviamente, notamos algo especial en él", contó Ferrero a los periodistas después de que Alcaraz conquistara en septiembre de 2022 el Abierto de Estados Unidos, su primer título del Grand Slam.

Alcaraz tenía 19 años y cuatro meses. No solo acababa de ganar en Flushing Meadows, sino que se convertía además en el número 1 mundial más joven de la historia.

Era la culminación de un trabajo de años, para pulir ese diamante en bruto. Luego llegó la consolidación entre los mejores del mundo, con el título en Wimbledon 2023 y ahora esta final en Roland Garros, la habitual tierra prometida del tenis español.

Entrenador y amigo 

"Siempre hago caso a Juan Carlos. Mi relación con él es fuerte", dijo Alcaraz en sus inicios en este Roland Garros.

En una conferencia de prensa el jueves, Ferrero habló también de la conexión que tiene con ese joven al que ha moldeado desde sus inicios: "A veces soy entrenador, a veces soy amigo. Lo de padre se lo dejo a su padre".

El domingo, Ferrero recordará inevitablemente lo vivido en la pista Philippe Chatrier el 8 de junio de 2003, cuando fue campeón tras superar al neerlandés Martin Verkerk en la final. Quizás el día más bonito de su carrera.

Se sacaba así una espina después de haber perdido un año antes la final en París ante Albert Costa y tras caer en 1998 en la final júnior de ese torneo ante el chileno Fernando González.

Después de 21 años, Ferrero puede volver a sentirse campeón en Roland Garros.