Paula Badosa causó baja en el WTA 1.000 de Wuhan por unos problemas estomacales, un contratiempo que le impidió dar continuidad a su buen estado de forma (venía de ser semifinalista en Pekín y pudo ganar a Coco Gauff si hubiera tenido algo más de efectividad en situaciones límite). Ya recuperada, afrontaba un debut bastante complicado en el torneo de Ningbo, donde se enfrentaba a Diana Shnaider en los dieciseisavos.
Ambas jugadoras tuvieron la oportunidad de romper el saque al comienzo de la manga inaugural. A partir de entonces, el encuentro fluyó sin demasiados sobresaltos... hasta que la rusa aprovechó para dar un golpe de efecto en el décimo juego. El parcial de 6-4 dejaba sin apenas margen de error a la neoyorquina, quien se concentró en mantenerse fiable, sólida y efectiva. Dicho y hecho, ya que no ofreció concesiones y le devolvió la jugada con un 3-6.
Badosa sólo había cumplido con su obligación de igualar el encuentro, ni mucho menos podía celebrar nada porque restaba aún el set definitivo. Mantener esa última versión era la mejor de las opciones, pero el guion estuvo lejos de ser el mismo; por suerte para ella, Shnaider desperdició el servicio hasta tres veces consecutivas y se resignó a ir contracorriente. Incapaz de remontar, la joven tenista de 20 años dijo adiós a sus opciones de triunfo (otro 3-6).
La actual número 14 del ranking WTA, que protagonizó los mismos aces que dobles faltas (ocho), se verá en la siguiente ronda con Xiyu Wang en busca del pase a la eliminatoria de cuartos. La china, 98ª del mundo y clasificada tras derrotar a Kamilla Rakhimova por la vía rápida (6-2 y 6-0), intentará sorprender a su rival. El público, desde luego, intentará ayudar a su compatriota, que había perdido sus tres últimos compromisos.