Zverev acaba con el sueño de Nadal en la primera ronda de Roland Garros
La fortuna dio la espalda a Rafa Nadal en el sorteo de Roland Garros: de entre todos los rivales potenciales, le tocó el siempre temido Alexander Zverev. Y faltó poco para que hubiera un duelo generacional ante Carlos Alcaraz. Desde luego, ninguno de los protagonistas hubiera firmado tal capricho del azar. Así, el público francés volvió a disfrutar del rey de la competición en un escenario que tenía todos los alicientes posibles... pese a llegar tan pronto.
El balear empezó de la peor forma: servía en los compases iniciales y fue incapaz de estrenar su casillero frente al germano, que ya enviaba un importante mensaje nada más aterrizar. Y aunque la tarea de recuperar el servicio se presentaba compleja, llegó a gozar de hasta dos bolas para devolverle la jugada cuando perdía por 2-1. Entonces, sólo fue capaz de retrasar unos minutos el definitivo 6-3, lo que ponía en ventaja a Zverev.
En una pista cubierta debido a las precipitaciones, Nadal tuvo tiempo de crecerse, sobre todo al llevarse hasta tres juegos de forma consecutiva (2-4). Estaba en una situación privilegiada para igualar la cita al sacar para el empate, pero entonces llegó la mejor versión del alemán, quien luego sufrió para consolidar ese golpe de autoridad. Y en un tiebreak bastante intenso, de nuevo fue este último el que impuso su ley (7-6/7-5).
Una plaza a rebosar
Si algo estaba lastrando a Rafa era el hecho de no salir vencedor en las situaciones más trascendentales. Y el tercer set no iba a ser menos: evitó una rotura precoz y castigó a Sasha de forma inmediata. El contexto era idílico para dar forma a un más que contundente 0-3, pero aquello no ocurrió; todo lo contrario, muy pronto volvieron las tablas (2-2). E incluso se rozó el drama en un quinto intercambio bastante largo en el cual Rafa salvó los muebles.
Algo tocado anímicamente por todo lo ocurrido a lo largo del encuentro y sin tanto rodaje como su oponente, el de Manacor fue perdiendo fuelle cuando se acercaban las tres horas. El público trató de aupar a la incansable leyenda (14 títulos en París), pero el cuarto del mundo, que firmó hasta ocho aces, se hizo grande otra vez cuando más lo necesitó (6-3) y acabó así con el sueño más inverosímil del monarca Rafa XIV de Francia en una pista a la que no descarta volver el próximo año.