Entre ceja y ceja tenía dos objetivos claros el tenista balcánico en su regreso al US Open.
El primero, recuperar el trono mundial, en poder del único que, de momento, parece en condiciones de frenarlo: Carlos Alcaraz. Le bastaba con superar una ronda y el número 1 de la ATP sería suyo una vez más. Conseguido.
El segundo reto, más complicado, volver a ganar un Grand Slam después de perder, precisamente ante el español, la final de Wimbledon. Sería el número 24 y le distanciaría en dos de Rafa Nadal, que volverá a las pistas, en teoría, para 2024.
Y de momento, va viento en popa a toda vela para lograrlo. Ya está en semifinales después de acabar por la vía rápida con Taylor Fritz, la esperanza norteamericana para reinar en casa.
El primer set no tuvo más historia que ver cómo los nervios y la responsabilidad podían con el jugador local. 19 errores no forzados por 11 de Nole y un pírrico 19 % de puntos ganados con su segundo servicio. Demasiadas concesiones cuando enfrente estaba quien estaba. Y eso que fue capaz de romperle el saque para evitar un 3-0. Pero eso fue lo que hizo en la primera manga. La resultante, un aplastante 6-1.
Cuando irritas a Djokovic...
Fritz sabía que no estaba a su nivel y que eso facilitaba mucho la labor de su oponente. Así que, animado por el público, abrió el segundo set remediando todos sus males, con un juego en blanco. La alegría no le duró nada. Djokovic ganó su servicio y consiguió un nuevo break para ponerse 2-1 y saque.
El estadounidense no se conformó y tuvo hasta cuatro bolas para devolver la ruptura. Pero no hubo forma y Nole se se terminó imponiendo. Hay que matarlo varias veces porque siempre renace. Y lo hizo de una manera bestial dominando con su saque. Los dos últimos juegos sirviendo los ganó en blanco para llevarse el set por 6-4.
No le quedaba otra a Fritz que arriesgar en el tercero, pegarle con dureza a la pelota y jugársela. Hasta 14 ganadores anotó por sólo siete de su rival. Pero la potencia sin control, sirve de bien poco y volvió a penalizarle mucho sus 18 errores no forzados.
Aguantó hasta el 3-3. Perdió su saque, lo recuperó en el siguiente y volvió a perderlo para dejarle cerrar el encuentro sirviendo. Y Djokovic no perdona nada. Salvó una bola de quiebre y se apuntó el pase a semifinales con su segunda oportunidad.
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