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Los rusos y bielorrusos brillan en su regreso a Wimbledon

AFP
El ruso Rublev celebra la victoria ante el kazajo Bublik de manera efusiva
El ruso Rublev celebra la victoria ante el kazajo Bublik de manera efusivaAFP
Un año después de haber sido excluidos de Wimbledon, siete jugadores de nacionalidad rusa o bielorrusa han alcanzado la segunda semana del torneo londinense: Aryna Sabalenka o la sorpresa de Roman Safiullin son ejemplos de un regreso por todo lo alto bien recibido.

Con buena representación en el Top 50 mundial, (ocho mujeres, seis de ellas rusas, y cuatro hombres, todos rusos), habrá tres rusos y una bielorrusa en los cuartos de final: Andrey Rublev y Safiullin alcanzaron esa ronda el domingo, Daniil Medvedev el lunes, además de Aryna Sabalenka. La joven prodigio de 16 años Mirra Andreeva cayó eliminada el lunes en octavos.

"No creo que haya segundas intenciones, estamos aquí simplemente para jugar lo mejor posible, quizás ganar, quizás llegar lejos, quizás no", resumió el número 3 mundial, Medvedev, tras su clasificación a octavos de final, ronda que logró superar el lunes por primera vez en su carrera.

De manera general, estos jugadores han sido bien recibidos, pero el final del partido entre la bielorrusa Victoria Azarenka y la ucraniana Elina Svitolina el domingo en octavos de final creó una pequeña polémica. Azarenka abandonó la pista abucheada por haber recogido directamente su material, sin acercarse a su adversaria en la red después de su derrota.

"Demasiado Pimm's"

"Ella se niega a dar la mano a rusos y bielorrusos. Respeto su decisión. ¿Qué debería haber hecho? ¿Quedarme y esperar?", preguntó Azarenka en rueda de prensa, destacando, en su opinión, una "injusticia" por parte del público tras un partido de enorme calidad ganado por Svitolina en el super tie-break.

"Ha habido demasiado Pimm's esta jornada", se quejó en referencia a la bebida con alcohol tradicional del torneo.

La situación fue tan incongruente que Svitolina pidió a las "organizaciones" que rigen el tenis que publicaran "un comunicado diciendo que no habría apretones de manos entre jugadores rusos y bielorrusos y los ucranianos.

"Algunas personas no parecen saber de verdad lo que pasa", añadió, recordando que ella también fue silbada en Roland Garros por no haber dado la mano a Aryna Sabalenka, que la esperaba en la red.

Su petición fue rechazada por la organización del torneo: "Históricamente, en el tenis, la decisión sobre la forma en que un jugador reacciona al término de un partido es una decisión personal y nosotros no queremos comenzar a instaurar una obligación", declaró el lunes la directora del Grand Slam londinense, Sally Bolton.

Por lo demás, el público de Wimbledon ha dado un recibimiento abierto y cálido a los jugadores excluidos la pasada edición, al punto de sorprender a Medvedev.

"Es sorprendente"

"Por varias razones, era posible que la acogida no fuera tan buena de lo que ha sido (...). Durante mi entrada a la pista, acabé dándome cuenta de que estaba siendo aplaudido y me dije 'Mira, es sorprendente'", contó el N.3 mundial tras su victoria en primera ronda.

Medvedev, que jamás había logrado rendir bien sobre hierba, empieza a sentirse mejor, reconoció. "Incluso si no me gusta jugar sobre hierba, creo ser capaz de jugar bien sobre esta superficie. Es importante para mí intentar demostrármelo a mí mismo y a todo el mundo", destacó.

Su amigo Rublev hizo vibrar la pista central en un partido espectacular contra Alexander Bublik, un kazajo de origen ruso nacido en la región de San Petersburgo.

"Desde 2018, nunca he jugado dos años consecutivos en Wimbledon. Por ello estoy contento simplemente por poder jugar aquí y por alcanzar por fin los cuartos de final", comentó el número 7 del mundo.

Como todos los jugadores, Safiullin sueña con la gloria en Wimbledon. El número 92 del mundo está participando por primera vez en el torneo londinense y ya ha alcanzado los cuartos. Un momento que, espera, podría cambiar su carrera y su vida.

"No he comprobado el montante de la prima por alcanzar los cuartos de final. Pero espero que esto me cambie la vida. Podré invertir en mi equipo para hacerlo todavía mejor en el futuro", confesó.

Tras comenzar Wimbledon alojado en un hotel modesto, no ha considerado necesario cambiar a medida que iba avanzando en el cuadro.

"¿Por qué debería cambiar? Claro que no tiene cinco estrellas, pero la cama me gusta y todo me conviene", explicó.