Tres semanas después del inesperado empate contra el Espanyol el día de Nochevieja, el fútbol volvía al Spotify Camp Nou, que ya tenía ganas de ver a su Barça continuar con su racha triunfal de nueve victorias en sus últimos 10 partidos.
Desde las derrotas contra el Bayern y contra el Real Madrid en octubre, el equipo catalán no sabe lo que es perder, una racha que lógicamente invita al optimismo y más aún con el espaldarazo que supuso el primer título de la “era Xavi” en la Supercopa de España.
Era un día de celebraciones. Primero, los culés dedicaron a su afición el trofeo conseguido en Arabia Saudí el pasado domingo. También hubo un reconocimiento a los 700 partidos con el club de sus amores de Sergio Busquets y, por si fuera poco, el Gefate se prestó caballerosamente a hacer un pasillo de campeón a sus rivales.
Pero comenzó el partido y los azulones cambiaron el chip por completo. Los de Quique Sánchez Flores se negaban a ser una mera comparsa y, aunque la historia decía que nunca habían ganado en el feudo azulgrana, querían darle la vuelta a su mala situación en un 2023 en el que habían perdido los tres partidos disputados, dos en LaLiga, por lo que ya estaban a las puertas de los puestos de descenso, y otro en la Copa, donde fueron eliminados contra el Levante.
Como suele ocurrir en la inmensa mayoría de encuentros en los que hay un homenaje previo, el equipo local, en este caso el Barcelona, salió algo desconectado y se le hacía casi imposible dar con la tecla para sortear el muro defensivo de los madrileños, que salieron con su habitual línea de cinco defensas bien protegida también por el centro del campo.
La idea del Getafe era clara desde que el balón echó a rodar. Estar bien ordenado atrás y apostar por la velocidad y mordiente de Ünal y de Mayoral con la ventaja añadida de la defensa adelantada culé, casi en la línea media, por lo que el primer susto se lo llevaron los de Xavi cuando los citados atacantes getafenses marcaron gol, aunque fue anulado por fuera de juego claro.
De inicio, el poco peligró barcelonista llegaba como es habitual en las botas de Dembélé, que comenzó jugando en la banda izquierda con Raphinha por la derecha y Ansu Fati de delantero centro, pero el galo se acababa estrellando en sus eslálones contra la defensa rival una y otra vez al no estar cómodo en una posición que no es su favorita.
El gol de Pedri y la parada de Ter Stegen fueron claves
En este sentido, fue clave el cambio táctico del técnico catalán de intercambiar la posición de sus extremos, aunque más clave todavía fue la constatación de una constante en el fútbol actual. Hoy en día, tan importante o más que generar ocasiones “propias” es tener la capacidad de castigar al adversario por sus errores y, de hecho, un porcentaje altísimo de goles llegan tras una pérdida de balón al inicio de la jugada de uno de los equipos.
De esto ya se aprovechó el Barça en la victoria de la Supercopa contra el Real Madrid y de esta misma manera llegó su gol en el minuto 35. En el que fue, probablemente, su único fallo en todo el partido, el Getafe cometió una pérdida al inicio de una jugada y los culés olieron la sangre. Rápido llegó el balón a Raphinha, ya en la izquierda, que envió al corazón del área un pase preciso que Pedri, llegando desde atrás, no desaprovechó para poner por delante a los suyos.
Fue el propio canario el que estuvo cerca de devolverles el regalo a los contrarios cuando, fruto de una pérdida suya, Mayoral se plantó mano a mano con Ter Stegen. Pero al canterano madridista le cayó de repente todo el peso del Camp Nou y falló ante el guardameta alemán. No sería la única ocasión clara del centrodelantero azulón, que justo antes del descanso estuvo a punto de llegar a un pase de la muerte de Aleñá. Quique no se podía creer que su equipo no fuera, al menos, empatando, pero la realidad es la que es y no la que uno quiere, así que el primer tiempo acabó con los locales por delante.
Mal segundo tiempo del Barça
En la segunda parte Xavi, como no lo veía nada claro y el Getafe cada vez se hacía más grande en el terreno de juego y llegaba con relativa facilidad al área defendida por Ter Stegen, prefirió conservar el resultado favorable y los tres puntos y al cuarto de hora optó por meter músculo en la medular con el ingreso de Kessié por Raphinha, un mensaje claro de que no las tenía todas consigo ni mucho menos.
Fueron unos segundos 45 minutos muy pobres del cuadro culé, que solo trataban de hacer que pasaran los minutos a base de toques sin intención de crear peligro, aunque Dembélé no entiende el significado de la palabra sestear y, tras una gran jugada individual, le puso un caramelo al propio Kessié dentro del área que el costamarfileño no supo convertir en gol.
Si el Barça era un “no quiero”, el Getafe era un “no puedo”. Se vio por qué los madrileños son el quinto equipo menos goleador del campeonato porque no sabían cómo plasmar sus llegadas en algo productivo y, para colmo de males, Mayoral se tuvo que retirar lesionado, por lo que un partido buen partido de los azulones no evitó su derrota aunque Latasa tuvo el empate de cabeza en el tiempo añadido y ya solo les salva del descenso la diferencia de goles, porque están empatados en la decimosexta posición con el Celta y el Valladolid, que es antepenúltimo.
El Barça, por su parte, tiró de efectividad para seguir líder de LaLiga Santander con 44 puntos, seis por encima del Madrid a la espera de lo que hagan los de Ancelotti en San Mamés contra el Athletic.
Jugador Flashscore del partido: Dembélé.
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